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Ariana Díaz Celma

Algo se muere en el alma, cuando el Primavera Sound se va. La vuelta a la cruda realidad, las agujetas físicas y psíquicas, la tristeza desmesurada de pensar, no… Ahora faltan 362 días para el próximo y la nostalgia del diario de anécdotas se le aferra a uno dentro cuando se termina el festival y no hay dios que lo suelte. La bajona es de órdago y el aterrizaje forzoso. Es escuchar el Don’t stop believin’ de Journey, y automáticamente ya sabes que Dj Coco baja persiana hasta el año que viene. Llantos. Si es que cada año el Primavera Sound se supera a sí mismo para ofrecernos una experiencia musical, profesional y social única. Y cada año lo vivimos con más euforia, exaltando hasta límites insospechados nuestra melanomanía y dotes atléticas (las caminatas y los bailes de útlima hora son todo un acto de heroicidad) y, ahora también, nuestro instinto de superviviencia en condiciones climáticas altamente desfavorables. Pero lejos de ponernos melancólicos pensando en el doble arcoiris, café en mano y ya con el cuerpo y la mente en modo despegue otra vez, echamos la vista atrás para celebrar los momentos vividos en esta edición de 2014, acompañados de una galería de fotos, que siempre valen más que mil palabras.

– Nos hemos hecho oficialmente devotas de las hermanas Haim. Conciertazo de matrícula de honor y descubrimiento de la temporada. Se lo tenían muy callado, porque son animales de directo, más que de disco.

– NIN y los brazos de súperheroe de Trent Reznor. La oscuridad, gravedad y potencia del bolazo, se merecen un ovación en toda regla. El sonido de los graves nos ha sacado alguna que otra arruga de la cara, y los treinateños hemos revivido unos 15 años. Revival necesario y espectacularmente bueno.

– El sonido y visuales envolventes del Boiler Room. 360º de experiencia lisérgica a pelo. El año que viene eso si, pedimos unos cuantos metros cuadrados más de viaje espacio-temporal.

– El petardeo desenfrenado de Disclosure y su impecable sonido. Sí, nos dejamos Moderat para una hora más coherente en el Sónar.

– Le pedimos ‘Please Don’t Kill My Vibe’ y nos hizo caso. Grande, Kendrick Lamar. Yo!

– El desfile de chubasqueros, bolsas de basura, camisetas mojadas, bolsas en los pies e inventos varios, así como la consecuente desaparición de bloggers, it girls y boys y demás especímenes debajo de ellos ¡A la mierda con los outfits!

– El momento más instagrameado del festival: el arcoiris doble y se hizo la luz. Somos unos románticos.

– El espectacular cierre de Dj Coco, cada año más arriba y con todos nosotros más enloquecidos, desmadrados y felices que nunca. Un baño de hits.

– Las piernas luminosas (¡por fin!) de Chromeo. Bailes desenfrenados en un Ray-Ban a rebentar y con ellos dirigiendo el cotarro de lo lindo. Ojo que tenemos entrevista en breve con los reyes de la anti-seducción.

– Earl Sweatshirt, que parece ha dejado a Tyler The Creator en la cola del gang Odd Future. Vino desde Los Angeles, aunque no con amor, y su lenguaje retorcido y oscuro nos gusta.

– Darkside. La belleza de su oscura puesta de escena a base de juegos de iluminación, un espejo gigante y humos, conjugada con un proyecto musical tan potente, fue lo mejor del viernes sin duda alguna. Grande Nicolas Jaar.

– Los putos Za! en el escenario Vice a las 4 de la mañana del sábado, enseñándoles a los guiris lo que vale un peine local. CONCIERTAZO. Sí, con mayúsuculas, y con reinvindicaciones y consignas que ya era hora que alguien dijese #primaverasants.

Fira Fem abriendo oficialmente el festival en el Fòrum y librándose del chaparrón. Lo mejor, aunque sólo podemos compartirlo a medias, fue pasar un buen rato con Manu, Oscar, Pablo y Dani mientras les entrevistábamos. ¡Grandes! Recuérdala aquí.

– El chaparrón del miércoles que convirtió el festival en una piscina y parecía anunciar la llegada del fin del mundo. Aunque cabe destacar lo locos que se decidieron a adorar al dios de la lluvia dándolo todo bajo los chorros-cascada que caían desde lo más alto.

– Enterarnos tarde de que había un minibus que te trasladaba desde el Ray-Ban al los escenarios principales, gratis. Eso sí, parecía aquello una despedida de solteros. Sodoma y Gomorra se convierte en pura lectura infantil.

– Jamie XX empezando su sesión a lo soulie el jueves a las 04:20. Groove a raudales.

– Las ganas infinitas de matar a Sky Ferreira, aguantando bajo la lluvia un concierto que finalmente fue un verdadero despropósito. Mucha pose, poca chicha y demasiados aires de grandeza.

– El Marquee Moon de Television.

– El largo y espectacular concierto de Arcade Fire vestidos de… ¿Desigual? (juas!)

– Los crepes de la Moderna actuando de salvavidas y los kebabs del Aladín. Ah, y las croquetas de pulpo del Bouzu ¡Canela fina!

– Volvemos con Haim: las caras de la bajista no se nos olvidarán jamás, eran tan geniales como su vestido rojo. Bravo.

– Desastre en las barras, pedir una copa o birra era un infierno de espera, que enervaron a una gran mayoría. Un cursillo de espabile a los camarero/as no vendría mal.

– El Hidden Stage como mejor refugio para el mal tiempo, aunque echamos de menos a Macaulay Culkin y su actuación con The Pizza Underground.

– Los stands de las discográficas siempre son reductos de buen rollo, risas y esconden verdaderas joyas en formas de discos, merchan y pósters.

– El domingo del Primavera Sound en el BARTS con una Juana Molina espctacular, y la versión opuesta, el domingo de cierre en el Apolo con Ty Segall, un desmadre sin precedentes.

– Para terminar, sólo deciros que de mayores queremos ser St. Vincent.

¡Nos vemos en la fiesta de 15 del Primavera Sound!

*Fotos por Cecilia Díaz Betz