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Ariana Díaz Celma

El restaurante Lhardy ha visto como Madrid crecía y se modernizaba sin perder un ápice su esencia. Para que os hagáis una idea, cuando lo inauguraron todavía había aguadores en las calles, se escuchaba zarzuela y, por no haber, no había ni Gran Vía ni reloj en la Puerta del Sol.

Este mítico restaurante abrió sus puertas a mitad del siglo XIX, mientras veía pasar por sus salones a los grandes personajes de la época, que dejaron cientos de anécdotas. Su historia y su sabroso caldo, junto con las croquetas y el mítico cocido, le han ayudado a mantener su prestigio.

Toda la decoración del restaurante, una antigua casa del siglo XIX dividida en plantas, es similar a cuando se inauguró y el romanticismo caracteriza la atmósfera. Al entrar, tienes una tienda de delicatesen con productos elaborados por la casa, presidida por un espectacular espejo y los mostradores antiguos de madera. Este espacio es ideal para picar algo con la Media Combinación, el cóctel de la casa. Lhardy cuenta con diferentes salones con diversas historias, como el isabelino o el japonés. En este último cuentan que la reina Isabel II perdió su corsé tras un escarceo amoroso y que, para que os hagáis una idea, las cortinas siguen siendo las mismas que por aquel entonces. El restaurante también cuenta con varios privados que puedes reservar, sin coste extra, ideales para cenas con amigos.

En su oferta gastronómica damos con recetas que se mantienen desde su inauguración y que son difíciles de encontrar hoy en día, como es el gamo a la austriaca, la ternera Príncipe Orloff o los riñones al jerez. Pero, sin duda, el protagonista es el mítico cocido madrileño, en esta ocasión servido en bandeja de plata y pudiendo repetir todas las veces que tu estómago te lo permita. Obviamente, el cocido es completo y sus clientes siempre recuerdan lo rico que está el tomate frito casero que lo acompaña. Por 65 euros puedes disfrutar del menú del cocido con entrantes variados, soufflé de postre y bebida.

En los últimos años han incorporado platos más contemporáneos, buscando hacer un guiño a las nuevas generaciones, como el timbal de verduras al pesto con langostinos o el rape al horno con pétalos de habitas y alioli de cardamomo. En esta misma línea han incluido una oferta de cócteles para alargar la sobremesa, en la que destacan los gintónics.

No pierdas de vista los menús, muy variados. Por ejemplo, tienes uno degustación por 48 euros o también tienes los cocktail, ideales para eventos, desde 39 euros.

Lhardy, el sabor de un clásico y el placer de un viaje al pasado lleno de lujos. 

Detalles




  • Dirección: C/ Carrera de San Jerónimo, 8 Madrid