La tradición es la tradición y cuando una costumbre queda arraigada en la cultura es muy complicado que pase de moda. Pasa con las tabernas, pequeños (o grandes) locales que acompañaron el ocio de nuestros bisabuelos y abuelos, dándoles de comer y beber y haciéndoles disfrutar de momentos de distendido y variopinto ir y venir de bandejas llenas de rica gastronomía local, a pie de calle y que se saboreaba con tan solo verla… olerla. Un espíritu que hoy recupera el Grupo TriCiclo con la Taberna de La Elisa. ¿Vienes?

Localizada a escasos minutos de la Plaza Antón Martín y llevando a cabo un profundo lavado de cara (pero sin restarle esa pátina a retro auténtico que nos chifla), Javier Goya, Javier Mayor  y David Alfonso vuelven a dar en el clavo con esta última apertura del Grupo TriCiclo. Una tasca original de 1907 que vuelve a servir como casa de comidas (¡y qué comidas!) a casi cualquier hora del día.

Solera y buen hacer en lo último del Grupo TriCiclo. Una oda al gusto más cañí, golpe de efecto de lo más certero

Un pequeño y coqueto local dividido en dos plantas con el que consolida la madrileña calle de Santa María como eje absoluto de su proyecto hostelero (inaugurado en 2013) al encontrarse allí tres de sus cuatro negocios (TriCiclo, Tándem by TriCiclo y ahora, Taberna de La Elisa). Un envite que como no podía ser de otra manera ha logrado el éxito desde su primer servicio gracias, en parte, a la posibilidad de encontrarse con raciones y medias raciones de sus sabrosas opciones a la carta.

Una carta repleta de referencias a ese Madrid que nos gusta degustar sin fin, un viaje que se reinventa con pequeñas vueltas de tuerca de clásicos por todos conocidos y que no hacen otra cosa que aumentar aún más si cabe sus texturas y explosión de sabor en boca.

Gildas y matrimonios, patas bravas o ali oli, anchoas de Santoña con pan de cristal y tomate, dados de bacalao crujiente, judión de La Granja con rabo estofado y guindillas de Ibarra, manitas de cordero guisadas a la madrileña, oreja de cerdo crujiente con mojo y salsas, mollejas de cordero lechal al ajillo con setas y ajos tiernos, lomo de vaca vieja trinchado con piquillos o unos indispensables callos a la madrileña se encargan de darle el gusto al comensal de volver a los orígenes de la cocina más castiza y que la Taberna de La Elisa resuelve con soltura obligándole a una segunda visita a no más tardar.