Casa Bruc abrió sus puertas el pasado 21 de septiembre en el número 71 de la Calle Bruc. Lo hizo de la mano de Leticia, una argentina de Buenos Aires que lleva ya dieciocho años asentada en Barcelona, que aprendió a coser a los catorce de manera autodidacta y trabajó durante diez para una marca vasca de máquinas de coser. Su historia es el clásico ejemplo de la crisis, con despido y maternidad incluída, aunque de ella ha resultado un proyecto mucho menos común: un espacio dedicado al diseño de autor donde confluye el trabajo de distintos artesanos que comparten una filosofía responsable y donde conviven, a su vez, distintas disciplinas como la cerámica, el diseño textil, la cosmética natural, la joyería o la marroquinería. Lleva por nombre Casa Bruc, y nos encanta. F: Raquel Bueno

El objetivo de Casa Bruc es un propósito sobradamente honrado: celebrar al artesano –o artista, en muchos casos– detrás de todos y cada uno de sus objetos de autor y ofrecerle el respaldo que necesita. “Uso el término objeto de autor porque me parece muy importante destacar que detrás de cada pieza elaborada a mano hay una persona con una gran historia detrás”, explica Leticia a propósito de ello. Y añade: “Es aquí donde intento contarla, o al menos acercar a la gente a los diferentes oficios artesanales”.

El objetivo de Casa Bruc es celebrar al artesano detrás de todos y cada uno de sus objetos de autor y ofrecerle el respaldo que necesita

Para ello es de especial importancia que todas las marcas expuestas en la tienda compartan su filosofía y un ADN común: deben basarse en una producción responsable y elaborar sus productos de manera artesanal. De esa forma, todas las piezas acaban siendo únicas en su especie. Entre los tesoros de Casa Bruc figuran objetos de autor de firmas establecidas como Iriarte Iriarte, Matagalán, Mamita Botanical Skincare o Les Marées; y de otras más emergentes como Datta Farm, Kona o Lundo, además de algunos objetos de cosecha propia. Sus artífices vienen de todas las partes del mundo pero todos viven aquí, favoreciendo así el comercio local y una forma de comprar más responsable.

Leticia lucha por mantener la esencia del antiguo local ya que, subraya, “estas tiendas centenarias son parte del patrimonio histórico y cultural de la ciudad, responsables de darle carácter”

El proyecto Casa Bruc se fue gestando durante un tiempo y acabó concretándose en el momento en que Leticia se cruzó con el precioso local que su pequeño pero coqueto comercio habita actualmente: una antigua zapatería de los años 30 cuya apasionada propietaria siguió trabajando hasta los 86 años. Leticia lucha ahora por mantener la esencia del antiguo local ya que, subraya, “estas tiendas centenarias son parte del patrimonio histórico y cultural de la ciudad, responsables de darle carácter”.

Para ello, y aprovechando la buena acogida del nuevo comercio, su propietaria ha puesto en marcha una serie de actividades variopintas en el local para que Casa Bruc, más allá de una tienda, se convierta en un punto neurálgico de encuentro para sus clientes y vecinos. Entre ellas se incluyen tertulias astrológicas, talleres de grabado, sesiones de tarot y, por descontado, presentaciones de marcas y nuevas colecciones. Así, la tienda se mantiene activa y retribuye a aquellos que la sostienen y la mantienen en vida: sus clientes y vecinos. Desde aquí le deseamos mucha suerte.