Isabel Sucunza (escritora de La tienda y la vida)
Isabel Sucunza (Pamplona, 1972) es pluriempleada, esa palabra que hoy en día se les atribuye a los afortunados de nuestra generación. Combina su trabajo a media jornada en una editorial pequeña con todo tipo de empleos ‘part time’. Entre ellos, una substitución en una tienda de ropa masculina en un centro comercial de Cornellà. El contexto se presenta como idóneo para hojear todo tipo de libros (de Josep Pla a Nietzche pasando por Boris Vian o Vila-Matas) y formar todo tipo de teorías que explican lo que le sucede y ve a su alrededor. El resultado se ve plasmado en ‘La Tienda y la Vida’ (Blackie Books), su primer libro. Perdiodista formación y vocación, ha pasado por medios como La Guía del Ocio (Barcelona), o programas como Saló de Lectura o L?hora del lector, muchos de ellos ya desaparecidos, por desgracia. En good2b charlamos con ella…
El libro es el resultado de tus elucubraciones, en forma de argumentadas teorías, en el breve periodo de tiempo en el que trabajaste en la tienda de ropa de tu hermano. Aunque también podemos decir que tiene algo de guía literaria. ¿Qué porcentaje tiene de cada uno?
No creo que sea una guía, no me veo dando clases. Hablo de libros porque los libros hablan de la vida, como mínimo eso es lo que sucede con la buena literatura. Trata sobre temas importantes y comunes en la vida de todos, como el amor o el estar bien con uno mismo. Por eso los cito a menudo, forman parte de la vida o, como mínimo, de la mía.
El libro no es más que tu dietario. ¿Cuánto hace que lo escribes?
El blog, que es donde escribo todas las historias que se pueden leer en La tienda y la vida, lo escribo desde hace cinco años.
¿Y de niña?
Nunca tuve un diario, aunque sí escribía textos sueltos. Recuerdo que a los 13 años escribí algo sobre la muerte. Mi madre lo leyó y se disgustó muchísimo, a la vez que se preocupó por mí. Yo sólo estaba flirteando con la literatura, pero me sirvió para ver cómo podía llegar a trascender algo escrito. Puede llegar a afectar, es increíble.
¿Qué estás leyendo ahora mismo?
El Regal de Gliese de Victor Nubla que, a pesar de ser ciencia ficción, me encanta porque me gusta él y Escafarlata de l’Empordà de Adrià Pujol, que son también dietarios y un conjunto de recuerdos de cuando era pequeño, muy en la línea Pla.
En el libro hablas a menudo del hecho de ser una persona de Pamplona en Cataluña y temas como la independencia, a pesar de que aún no había sucedido nada de lo ocurrido en el 11N, lo cual daría para hacer mínimo un capítulo más. ¿Cómo ves el tema ahora mismo?
El hecho de ser de Pamplona hace que tenga una percepción de la historia muy personal. A los 20 aún vivía ahí con lo que ello significaba: o eras muy de derechas o muy de izquierdas y la independencia estaba criminalizada. Aquí está pasando algo muy peculiar porque proclamar la independencia ha acabado resultando algo normal y que no está relacionado para nada con algo criminalidad, lo cual me parece todo un avance. Se ha perdido el respeto a un poder dudoso y me parece un avance. De niña nunca pensé que iría a una manifestación porque era peligroso y, aunque lo sigue siendo, la gente sale a la calle.
Ahora volvamos al mundo editorial. Tú trabajas en una a media jornada. ¿Crees que es real el conflicto que existe entre las grandes casas y las que son más pequeñas?
Más que conflicto es sensación de impotencia. En Navona, donde trabajo a media jornada, sacamos clásicos como Twain y, si lo comparamos con un Larsson vendemos poco y me parece algo injusto. Una pequeña siempre tendrá más en cuenta la calidad. En cambio, una grande no deja de ser una empresa que tiene que ganar dinero para seguir siendo grande. Es por ello que, si es necesario, sacan 50 sombras de Grey, un libro de dudosa calidad literaria. Ahora mismo, por ejemplo, estamos trabajando en un libro de C.R. Lawrence de cuentos eróticos. Nunca será un Grey, pero para mí es mucho mejor porque trata el erotismo que va más allá de la superficie y hace una reflexión sobre el género humano. Por otro lado, las editoriales grandes tienen la suerte de poder tener a gente como Vila-Matas y eso está muy bien.
En Blackie Books, donde has publicado, la selección de escritores es muy ecléctica pero a la vez cuidada. ¿Por qué crees que pensaron en ti?
Sé que buscaban un blog pero no querían uno que tratara de tonterías, sino que profundizara algo más en los temas. La verdad es que fueron muy arriesgados porque me dejaron escribir lo que quisiera, frases en catalán incluidas.
En el libro teorizas sobe el complejo de Peter Pan tan de moda hoy en día. Si el personaje no hubiera existido, ¿cómo se le llamaría hoy en día dicha patología?
Él es una estrellita mimada, así que una especie de Justin Bieber. Pero como es demasiado joven, algo así como un Robbie Williams.
Dinos la librería en la que has visto tu libro más bien colocado.
En La Central de Callao en Madrid estaba al lado de Mo Yan, el nobel de literatura de este año.
¿Dónde te gustaría verlo?
Al lado del de Vila-Matas como novedad y, con el tiempo, en una sección de gran literatura junto a nombres como Dickens o Edith Wharton. Por pedir que no quede.
Dinos tus tiendas de ropa y librerías favoritas…
Tiendas de ropa, cualquiera de las que hay en Riera Baixa, sobre todo los bolsos con sus cierres vintage, ya no se hacen cosas así. Para comprar libros voy normalmente a La Central o a Pequod. Esta última la lleva una pareja que sólo vende libros que han leído, así que es muy fácil pedir recomendación. Incluso te señalan los que están leyendo en ese momento. En Pamplona me gusta mucho la librería Me Quiero Vivir.
Nunca pensabas que terminarías…
Trabajando de productora de televisión. Y aún menos llamando a Ana María Matute o a Enrique Vila-Matas para programar entrevistas.
Prohibirías…
Nada.
No puedes parar de escuchar en modo repeat…
Vincent Delerm y Doble Pletina.
Para ti ser good2b es…
Estar aquí. E ir por los sitios encontrándote a gente por sorpresa.