Los que seguimos de cerca la pista de la crew de Rooftop Smokehouse ya sabemos que son culo inquieto. El último invento de Buster Turnofski y su equipo -los reyes indiscutibles del pop up-, que hace poco inauguraban proyecto en el que invitan a chefs creativos con diferentes backgrounds a cocinar a sus headquarters, se llama Paradiso y es su primer local de carácter sedentario. En pleno Born, estos cracks de la artesanía ahumada en la Ciudad Condal, han abierto un bar de sandwiches con una carta escueta pero efectiva que esconde más de una sorpresa. Empecemos por lo obvio: qué se puede comer en este pequeño local de escasos 15m2 entre ladrillos blancos y cristaleras cotillas.

Paradiso no es solo el ‘pastrami bar to go’, sino también una coctelería clandestina

Entre las especialidades de la casa, encontramos el sandwich de pastrami, un hit en tierras neoyorkinas que llega tarde -pero en plena forma- a este lado del Atlántico. Otros imperdibles de su carta -escueta, concisa y escrita a mano en una pizarra que cuelga de una de sus impolutas paredes de ladrillo blanco- son el sandwich de queso artesano ahumado y chalota confitada o el de caballa, ahumada también, con todo tipo de hoja emparedada en sabroso pan. El precio medio de los sandwiches es de 7€, que podrás acompañar con una de sus cervezas artesanas o vinos, así como sus refrescos, de factura casera también, puesto que evitan marcas como Coca-Cola o Pepsi.

No es casualidad que Paradiso tenga cierto aire nocturno y que sirva sandwiches hasta las cerca de las tres de la madrugada. Solo es necesario empujar la puerta de la nevera que se encuentra a la izquierda de la barra para descubrir uno de los secretos mejor guardados del Born: una coctelería. Una estructura de madera cubre paredes y techos de la rebotica del bar de sandwiches y se mezcla con paredes empapeladas de palmeras tropicales para servir cócteles. Obviamente, su elaborada carta, que mezcla recetas clásicas y otras de autor, cuenta con nombre y apellido. Giacomo Gianotti, el mejor coctelero de España en 2014, es el responsable de dar forma a un menú que, aunque no hace ascos a la coctelería tradicional, se jacta de ser creativo y muy visual.

Si a estas alturas aún sigues leyendo, bien mereces conocer el último de los secretos de Paradiso, solo conocido por unos pocos. En la coctelería existe una sala más clandestina aún si cabe, la Macallan Room, con espacio para quince personas, al que se puede acceder previa reserva. Avisado quedas.