Moix (sí, en homenaje a Terenci) es uno de nuestros descubrimientos recientes más maravillosos. Hacía tiempo que echábamos de menos un espacio gastronómico de nivel en el Raval y Moix Wine & Gastrobar parece haber escuchado nuestras plegarias. No os dejéis engañar por su aire bohemio o su ubicación informal en Nou de la Rambla, el chef de Moix sabe perfectamente lo que se hace. Un wine bar en pleno centro del barrio con una extensa carta de platos ideales para compartir en los que la materia prima es la protagonista y más de 80 referencias de vinos no comerciales para acompañar esta experiencia culinaria que entrará automáticamente en vuestro top 10. 

Un wine bar con una extensa carta de platos ideales para compartir en los que la materia prima es la protagonista

Dividido en varios espacios, la barra que encontramos nada más entrar da paso al comedor principal, una sala con mucha luz natural procedente del patio interior del edificio, diáfana, muy agradable, que invita a largas sobremesas. Además, Moix dispone de un salón en el sótano disponible tanto para comidas o cenas privadas como de mesa comunal. Con un cuidado diseño industrial, obra de la interiorista Gisela Grandes, pero de ambiente cálido, manteniendo el espíritu canalla del barrio (representado a través de las fotografías de Joan Vendrell que ocupan toda una pared), pero sin dejar de prestar atención a los detalles, Moix es un espacio acogedor que ofrece una cocina honesta, sofisticada, capaz de sorprender a los paladares más exigentes.

Robert Argacha, el joven chef de Moix, uruguayo de nacimiento pero catalán de adopción, formado a las órdenes de Guillem Oliva y Santi Santa María, hace gala de una técnica minuciosa y una propuesta elaborada. Le acompaña a los fogones Omar García, juntos forman un tándem perfecto. Pero la exigencia y la búsqueda de la excelencia comienzan claramente en la selección del producto. Esta selección se basa en criterios como la cercanía, la calidad, la estacionalidad y la elaboración artesanal. Con este producto el chef expresa y desarrolla su creatividad, huyendo de extravagancias y adornos, dejando que los ingredientes hablen por sí mismos.

El chef expresa y desarrolla su creatividad huyendo de extravagancias y adornos

Al llegar a Moix, nos ponemos totalmente en manos de su equipo. La carta arranca con una gran variedad de tapas perfectas para probar y disfrutar entre varios. Empezamos con unas Ostras del Delta del Ebro, que presentan con distintos acompañamientos, aunque sorprende sobre todo la que preparan «fritte». La cazuela de Mejillones a las hierbas frescas aromatizados con vino de naranja de Tarragona es simplemente un sueño. Otra de las sugerencias más singulares es su Tartar de navajas así como uno de nuestros clásicos favoritos, el Steak tartar de vaca vieja con mostaza, rábano y huevo ecológico. Una de las especialidades de la casa son sus  propuestas Mar y Montaña y el ahumado en campana que impresiona tanto por su sabor como por su espectacular emplatado. Terminamos con unos postres que son para llorar: su particular versión de la torrija de siempre y la panna cotta de albahaca que es de degustación obligatoria.

La carta de vinos ha sido creada por Tito Bosch, enólogo amigo de la casa, y pretende estar a la par que la propuesta culinaria, combinando referencias clásicas mientras que da a conocer nuevas bodegas gracias a una rotación constante. La buena noticia es que el precio medio por comer en Moix ronda los más que asequibles 30€ (excluyendo el vino), una relación calidad-precio imbatible. Además disponen de dos menús degustación (por 35€ o 48€) que permiten tener una amplia panorámica de la cocina en el Moix. Muy recomendable.

All photos © Rodrigo Stocco.