La crisis económica, la escasa implicación del público con las propuestas locales o el turismo masivo y el consumo de ocio nocturno a gran escala podrían ser algunos de los motivos por los que en Barcelona cada vez hay menos salas de pequeño formato. Pero si hay un club que resiste, año tras año, al empuje y los cambios en el ocio barcelonés ese es el Moog.

Si hay un club que resiste, año tras año, es el Moog

Este pequeño club de baile –en la pista principal no caben más de 100 ‘ravers’- del grupo Mas i Mas lleva 21 años en pie. 21 años en los que el techno y el acid han dado de beber a este pequeño basement techno de nuestra ciudad ciudad, y que abre todos los días del año. Sí, no pongáis esta cara. Abre los 365 días al año. Y sí, se llena. Unos días más que otros, pero ir al Moog siempre es sinónimo de baile anfetamínico y sudoroso al más puro estilo Berghain de Berlin. Es por ello que algunos le llaman ‘el Berghain barcelonés’, en referencia a uno de los clubs más trasgresores de Europa.

Dirigido con maestría por Omar León y con una cantera de residentes experimentados y respetados en la ciudad como son Uroz, Gus Van Sound o Rubén Seoane, el Moog es el lugar ideal para ir a bailar si los prejuicios no van contigo, y si gozas con la electrónica pinchada a un número de bpm’s elevado. En agosto, además, el Moog se viste de gala para albergar el Mas i Mas Festival, contratando a algunos de los mejores Dj’s del circuito más underground. Un basement techno que ojalá permanezca abierto muchos, muchos años. Por la salud -más mental que física, eso sí- de todos y todas.