Los espagueti de Olimpia Zagnoli retan el patriarcado de 1942
Hoy en día, nos parecería inverosímil que un medio como la revista Time Life osara enseñarnos cómo comer ‘como señoritas’. Olimpia Zagnoli responde con su serie How to eat spaghetti like a lady casi 80 años después a semajante artículo.
El manual original dictaba cuántos espaguetis coger en cada bocado, cómo enrollarlos, cómo meterlos en la boca y cómo succionarlos. Algo verdaderamente arduo y protocolario pensado para crear ‘señoritas’ y evitar la supuesta vulgaridad que había en mujeres comiendo como quisieran. Aquí los pasos exactos de aquel artículo de 1942:
- Step 1: “Four strands of spaghetti should be segregated from the pile.”
- Step 2: “With soup spoon as prop, twirl fork and spaghetti gently.”
- Step 3: “A ladylike mouthful of spaghetti is ready for consumption.”
- Step 4: “Full forkfuls should be consumed in entirety. Nibbling is out.”
- Step 5: “Truant strands require patience, lip facility, suck-power.”
- Step 6: “With end in sight, diner has consumed 160 in. of spaghetti.”
Con un carácter marcado por su nacimiento en día bisiesto, Olimpia Zagnoli nos trae desde el norte de Italia unas ilustraciones que con mucha gracia y rebeldía elegante le dan con la mano abierta a aquella imposición retrógrada de los 40’s. Contra el encanto y la dignidad que pretendía profesar esa manera de comer espagueti, las suaves y curvilíneas mujeres de Zagnoli se pasan las normas por alto para comer como más disfrutan, cada una a su manera.
La manera subversiva que tiene Olimpia de ilustrar a mujeres modernas liberadas comiendo como les viene en gana, literalmente, las muestra felices y llenas de energía mientras realizan verdaderas acrobacias con la pasta. Clásico en el estilo de Zagnoli, las curvas planas y casi cubistas se llenan con bloques de color y diversión para retar normas sociales [arcaicas].
En la autenticidad y singularidad de cada una al comer, la artista celebra los momentos de intimidad doméstica donde se hace lo que no se debe –comiendo en cama, boca abajo, enredándolos en el pelo..–, una alegoría mundana para un contexto de sexismo y desigualdad muy real.