Adicciones en serie: lo mejor de 2017
Hay pocas cosas en la vida que nos gusten más a los good2b’ers que una buena serie. Y es que ese momento en el que descubres una seriaza, y te tragas un capítulo y otro y otro, y no puedes parar; y llegas al trabajo sin apenas dormir, y la recomiendas a todos tus amigos y a los pocos días ya la puedes comentar con alguien (¿hay mayor soledad que la incomprensión de no poder hablar de una serie increíble con nadie?) e intercambiáis inverosímiles teorías, y estás en la oficina mirando el reloj a lo Norman Bates calculando a qué hora se habrá emitido en USA y si ya estará disponible una nueva entrega de tu droga favorita…; ese momento es impagable.
En Twin Peaks se gastan un lineup musical que ni el Primavera Sound
A nivel series, en 2017 hemos podido disfrutar de la mejor mandanga. Desde la vuelta a las pantallas de nuestro querido Bill Pullman en la piel de un detective que se niega a aceptar la interpretación lógica de los hechos sobre los cuales versa The Sinner -un guión a medio camino entre el thriller, el melodrama y el telefilm dominguero de Antena3 que engancha más que la heroína-; al siempre oscuro David Fincher, que salta a la televisión en una producción de Netflix que profundiza en los incipientes estudios e investigaciones que dieron lugar al concepto ‘asesino en serie’ en la minuciosa Mindhunter; pasando por Dark, que se promocionó como la versión alemana de Stranger Things (cuya secuela ha decepcionado bastante), y de la cual lo primero que nos hipnotizó fue su banda sonora firmada por Ben Frost. Viendo esto podría decirse que ha sido un año bastante siniestro en el cual ha triunfado el terror en todas sus formas, y en parte así ha sido, pero veréis que en nuestro #Good2bTop5 también hay lugar para la luz y la esperanza (algo, un poquito, no demasiado…).
Si vives en este planeta seguramente oíste algo sobre el capítulo 8 o el día en el que David Lynch rompió la televisión
*Twin Peaks de David Lynch y Mark Frost: este 2017 seremos previsibles y sí, 25 años después Twin Peaks vuelve a ganarnos por goleada. Esperábamos su retorno como agua de mayo y aunque fuera controvertida la decisión sobre si revisitar o no la gran obra maestra televisiva y el mito en el que Twin Peaks se había convertido tras su primera emisión en los años 90s, el master of universe David Lynch no ha defraudado. Primer acierto: no buscar la continuidad literal. La tercera temporada es en sí más un repaso a toda la filmografía y universo Lynch que una continuación al argumento de la serie. Sí, todos conocemos la historia de Laura Palmer y los entresijos del pueblo más bizarro de Estados Unidos, pero ésa no es la cuestión. Con una promoción iniciada por Showtime hace más de 2 años, uno de los primeros reclamos era el abrumador reparto con el que contaría; entre las presencias más emocionantes, una de las últimas interpretaciones del carismático Harry Dean Stanton. Menos agente Cooper del que nos hubiera gustado pero un versátil y sorprendente Kyle MacLahan y mucho más Gordon Cole (el sordo agente del FBI interpretado por el propio Lynch) del que esperábamos, maravilla. Si vives en este planeta seguramente oíste algo sobre el capítulo 8 o el día en el que David Lynch rompió la televisión en prime time. Otro de los puntos fuertes, los cierres musicales: cada capítulo acaba con la actuación de un grupo en el bar del pueblo desde Chromatics, Sharon Van Etten o Eddie Veder a Nine Inch Nails; y es que en Twin Peaks se gastan un lineup que ni el Primavera Sound (¿os imagináis que traen a Julee Cruise?)
*Big Little Lies de David E. Kelley: el creador de Big Little Lies no lo petaba tanto desde series como Picket Fences o Médico Precoz. La miniserie dirigida por Jean-Marc Vallée (C.R.A.Z.Y., Dallas Buyers Club, Demolición) es una de las sorpresas de esta temporada. Magistralmente interpretada por Nicole Kidman y Reese Whiterspoon, acompañadas de Laura Dern, Shailene Woodley, Zöe Kravitz y nuestro vampiro malo favorito que en ésta es malo malísimo, Alexander Skarsgård; una historia sobre las apariencias y sobre cómo varias mujeres, amigas y rivales, reaccionan ante la llegada de una nueva madre soltera con su hijo al pueblo costero dónde viven (y donde a uno le costaría tomarse en serio los problemas). No queremos desvelar más pero Big Little Lies tiene algo importante que contar. Aunque consideramos que la serie cerraba de forma redonda, el éxito cosechado les ha llevado a poner en marcha una segunda temporada.
*The Leftovers de Damon Lindelof: con la tercera y última temporada de The Leftovers, Damon Lindelof se ha desquitado del bluf que supuso el desenlace de Lost en su momento, serie que creó en colaboración con J.J. Abrams. Única, emocionante, loquísima, delirante, ¡trans-todo! Llena de contenido y conexiones que hay que ver con la mente y el corazón abiertos, un sinsentido aparente que merece la pena sólo por llegar a los últimos 15 minutos de serie. Lagrimones, mocos y pucheros. Lo mejor: toda la coña que hubo alrededor de los jogging pants marcapaquete de su prota Justin Theroux. Lo peor: que haya sido injustamente excluida de todos los galardones de este año.
*The Handmaid’s Tale, basada en El cuento de la criada de Margaret Atwood: una serie que podría explicarse con letras de Astrud. A nivel argumental, mal rollo Luis XV; a nivel reparto, hay un hombre en España que lo hace todo -en este caso mujer, en USA y musa de infinidad de producciones indies: Elisabeth Moss-. O bien podríamos decir que en un futuro alarmantemente próximo las mujeres son separadas de sus familias, adoctrinadas y redistribuidas en los hogares de los ‘líderes’ como criadas, a quienes tienen que dar hijos. No suena apetecible, ¿a que no? Pues es peor.
*The Deuce de David Simon: James Franco por partida doble y la maravillosa Maggie Gyllenhall protagonizan la nueva serie del creador de The Wire, David Simon, que en esta ocasión destripa los inicios y legalización de la pornografía en el Nueva York de los 70s y 80s, así como la llegada del sida o la expansión de la cocaína. Como en producciones anteriores del genio Simon, no os dejéis engañar por unas primeras horas más bien lentas y densas, The Deuce dispara y dispara con precisión. Si no os enganchó desde el principio, dadle una segunda oportunidad.
*Bonus Track: La séptima temporada de Game of Thrones ha sido sin duda de las más intensas y llena de giros inesperados. Uno de los mejores momentos el de esta abuela comentando la finale, no tiene desperdicio. Y es que la edad no es obstáculo para pirrarse por los huesitos de Jon Snow. ¡Toda una mother of dragons!