Llega el fin de semana y, con él, empiezan las ganas de planear y no parar por casa. Por eso no dudamos en poner velocidad crucero y dejarnos caer por otro de esos restaurantes familiares que tanto nos gustan, pues es en ellos donde el producto prima sobre la estética que, aunque necesaria, no nos da de comer. ¿Conoces a Ainhoa? F: Cortesía de Ainhoa

Si buscas comer bien y disfrutar de la calidad que ofrece el recetario de lo tradicional, Ainhoa es el oasis que andabas buscando

Situado a medio camino entre la Castellana y el Retiro, los orígenes de Ainhoa nos retrotraen a un 1983 en el que Jesús del Río Rouco se convertía en uno de los mejores representantes de la cocina vasco-navarra del momento. Un local que pasados los años, en 2001, se cimentaba aún más gracias a José Manuel Ansorena, que aparcaba su pasado como pelotari para abrazar los fogones que tanto le llenaban. Una evolución que convierte a Ainhoa en todo un referente de la cocina norteña, de las recetas de toda la vida que tanto nos enamoran.

Una cocina llena de significado y tradición, la mejor carta de presentación que hoy día se puede ofrecer en un restaurante como Ainhoa que, más allá de querer abanderar un tipo de gastronomía que experimenta sin descanso, celebra el sabor de lo de siempre, la autenticidad de unas materias primas mimadas de principio a fin. Producto, producto y más producto que aplaudimos según van desfilando por nuestra mesa platos como sus anchoas del Cantábrico, croquetas caseras, hongos salteados, bacalao al pil-pil, espárragos de Navarra, anchoas fritas, calamares en su tinta, rape a la plancha, rodaballo al horno, solomillo o chuletón de buey y una de las mejores tartas de queso a la que hayas podido hincarle el tenedor. ¿Necesitas que te siga convenciendo?