Desde 2010, el A.P.C. Quilts Project funciona como un archivo vivo de la marca francesa: retales de temporadas pasadas que vuelven a nacer en forma de quilts únicos, diseñados por Jessica Ogden y construidos como pequeños relatos textiles. Es una colección que no responde a tendencias sino a ritmos propios, donde cada pieza lleva cosida la historia de A.P.C. y su forma de entender la moda: con precisión, sensibilidad y cero desperdicio.
En el Round 29, Ogden mira de cerca el poder silencioso de las flores. Las estudia casi científicamente: estructura, capas, líneas internas. El resultado bebe de las pinturas expansivas de Georgia O’Keeffe, de la fotografía casi futurista de Nick Knight y de la disciplina de los antiguos dibujos botánicos. Todo eso se traduce en textiles que parecen mirarlos a través de un caleidoscopio: fragmentados, luminosos, rítmicos. Es probablemente una de las entregas más vibrantes del proyecto, y los cojines son directamente irresistibles.
El lujo del tiempo y la materia
Como siempre, el proceso empieza en el estudio de Ogden en Jamaica, con un dibujo a mano. Después llega la selección de telas recuperadas del stock de A.P.C., combinadas como si fueran acuarelas. El ensamblaje final se realiza en su taller de India, donde artesanos especialistas en patchwork transforman ese collage textil en piezas de edición muy limitada. Nada es igual a otra cosa. Todo es propósito, tiempo y oficio.
Más que objetos decorativos, los quilts de A.P.C. funcionan como una forma de preservar memoria: la de la marca, la del gesto manual, la de un lujo que no necesita ruido. El Round 29, disponible desde el 6 de noviembre, es una prueba más de cómo un proyecto nacido del excedente puede convertirse en una de las líneas más poéticas y deseadas del universo de la marca.
