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Ariana Díaz Celma

Los de Moritz acaban de marcarse otra jugada maestra. Conscientes de que, aunque sea la bebida popular por excelencia, la cerveza no es santo de devoción de todo el mundo, han decidido abrir en las inmediaciones de la fábrica un Bar à Vins. Y lo hacen por todo lo alto, pues la carta consta de 400 botellas y hasta 40 referencias a copas a precios asequibles. Y que además se sirven mediante un sistema basado en el uso de balanzas de precisión que calculan y facturan de forma exacta los centilitros servidos en cada dosis. Nada de imprecisiones. Según la cervecera catalana, han apostado por tal bebida porque ocupa un lugar complementario respecto a Moritz. Está claro que no quieren dejar títere con cabeza.

El espacio pretende seguir con el espíritu desenfadado de la Fàbrica Moritz Barcelona y huir así de los esnobismos que a menudo se relacionan con el mundo del vino. De hecho, podemos decir que el escenario escogido para el Bar à Vins es una extensión de lo que hasta la fecha habíamos visto del lugar, un espacio a medio camino entre el diseño y la tradición, de la que Moritz siempre hace bandera. Su horario, amplio, permite degustar su carta a casi cualquier momento, lo que, según nuestro punto de vista, pretende ser un reflejo de la posibilidad de poder disfrutar del mundo vinícola en cualquier franja del día, tal y como mandan las culturas atadas a esta bebida.

Por su lado, los vinos que se toman a copas se conservan gracias a un sistema desarrollado por la misma Moritz. Se trata de tiradores de vino pensados especialmente para este proyecto, que se acoplan individualmente a cada botella y que inyectan gas argón a muy baja presión mediante un sistema de microválvulas utilizadas normalmente en la industria aeronáutica. Éstos permiten tener el recipiente completamente cerrado, de tal forma que se evita la oxidación del vino. Curioso, ¿cierto?

Tal y como se puede esperar de una cervecera tan preocupada en la estética como es Moritz, el Bar à Vins cuenta con su propio logo. Se trata de un porrón, un homenaje a la cultura popular del vino en nuestro país.

El Bar à Vins es el claro preludio de la Brasserie Louis Moritz, el último de los espacios que la Fàbrica tiene pensado abrir al público. Esperamos impacientes, vino en mano.

 

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  • Dirección: Ronda Sant Antoni, 41 Barcelona