A estas alturas nuestros lectores lo tienen claro: en good2b apoyamos todas aquellas colecciones que lleven el adjetivo sostenible. Es por ello que hemos caído rendidos a un nuevo descubrimiento que nos trae de cabeza: la firma de calzado Caboclo. Se trata de una marca de espíritu brasileño -de ahí vienen sus fundadores- que quiere introducir en Europa un producto nuevo y eco, aunque sin dejar en segundo plano el diseño. Y todo ello a través del comercio justo, pues sólo tratan con proveedores concienciados con la biodiversidad y la calidad de vida de sus artesanos. Puntos imprescindibles que lamentablemente a veces caen en el olvido.

Dos coquetas tiendas situadas en puntos estratégicos del Gótico funcionan a modo de headquartes de Caboclo. De ellas, sentimos especial debilidad por la que está siutuada en la Baixada Llibreteria, un espacio que desprende la filosofía de la firma por todos los costados. Los palets reciclados y los materiales ecológicos son el espacio perfecto para hacer las funciones de escaparate de la firma de calzado hecho a mano. Incluso la diseñadora Agnès B, en una reciente visita a la ciudad condal, quedó prendada de Caboclo y ahora vende algunos de sus modelos en sus boutiques de Nueva York, París y Londres.

Si aún te preguntas qué hace a un calzado sostenible, te diremos que, para empezar, debemos fijarnos en el material de su suela. Todas las de Caboclo están hechas de neumáticos reciclados. Si seguimos con el cuero, es probable que ignoremos que habitualmente el cuero viene hecho con un tratamiento muy poco ecológico a base de cromo. Como podrás imaginar, Caboclo prescinde de este tipo de químico. Además, en el caso de los modelos que obvian el nude -color natural-, los tintes no contienen químicos y los pigmentos se consiguen de un modo completamente natural.

¿Lo mejor? Su precio. Un par de sandalias pueden ser tuyas por entre 550 y 770 euros, y los zapatos oscilan entre los 130 y 180.