Nos gusta innovar, nos gusta estar a la última y nos gusta regodearnos en lo adelantados que siempre hemos sido en cuanto a modas y/o tendencias gastronómicas que estaban por llegar se refiere. Somos unos gourmands y es lo que tiene. Pero a veces también nos gusta romper con ese modernismo instagrameable que queda tan bonito en nuestra red social para abrazar el clasicismo de locales por los que parece que no ha pasado ni una tormenta y que imbatibles se siguen enfrentando con éxito al devenir de los comensales. Hablamos de Casa Alicia y si no has estado… no sé a qué esperas.

Situada en Recoletos y celebrando un tipo de cocina de siempre que cuida tanto la técnica como el producto, Casa Alicia responde a la esencia intrínseca de las casa de comidas que dieron de comer a nuestros abuelos. Un local donde ningún detalle es descuidado (solo hace falta mirar a esa decoración interior tan burguesa, tan que nos vuelve locos) y donde la atención al cliente es absolutamente personalizada.

Purismo, tradición, buen servicio, un producto como pocos y sobremesas impagables, las claves del éxito de esta casa de comidas deluxe

Un restaurante que huye del abigarramiento actual donde las fusiones, los vanguardismos y el minimalismo parecen llevar la voz cantante para hacernos sentar a la mesa e invitarnos a que no solo disfrutemos de sus especialidades sino también de su sobremesa. Purismo gastro en estado más que puro que no olvida ninguna materia prima en la encimera y que sabe de qué manera llevarse al comensal de calle.

Una propuesta que atiende al cuchareo como parte esencial de una carta variada y que no pretende engañar ni en calidad ni en precio. Platos que van desde una sabrosas anchoas de Santoña al delicioso caviar iraní Beluga Imperial pasando por la perdiz o el pichón en escabeche, marisco a elegir, callos con garbanzos, rabo de toro estofado, torreznos ibéricos, croquetas cremosas, ensalada templada de vieira con vinagreta, kokotxas de merluza, chuletón de vaca o solomillo al carbón y poniendo broche final con su flan de huevo, tiramisú y tarta de manzana como postres de los que no arrepentirse.

Unas sobremesas a las que no nos podemos negar y más si van combinadas con buenos caldos D.O. nacionales e internacionales y unos digestivos y cócteles de autor que recuperan el patxarán, txacolí, orujo gallego y nos regalan nuevas creaciones como el Peregrino, el Caballo Pinto o la Miel Frigiliana. ¿Te suena a chino? Haznos caso y no te saltes la sobremesa. Brindarás por nosotros.