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Ariana Díaz Celma

La crew de Casa Paloma no se conforma con tener uno de los mejores restaurantes de carne en la ciudad. Ahora acaba de abrir una rôtisserie a pocos metros para poder trabajar el espectro de cárnicos que su antecesor no cubre. Se llama Chez Cocó y su interior, tan suntuoso y elegante como neoyorquino, viene de nuevo firmado por el inconfundible saber hacer de Lázaro Rosa Violán. Como en Casa Paloma, la cocina está abierta al público y forma parte de un paisaje que protagonizan elementos tradicionales de las cocinas provenzales y de la Toscana, así como la impresionante rôtisserie que encuentras solo entrar: una pieza de tres asadores con un espejo central restaurado del S.XIX. Así pues, además pichones, patos, pintadas y codornices, podemos decir que el principal protagonista del lugar es el pollo asado. Su secreto mejor guardado es la terraza, situada en el extremo opuesto a la entrada, un espacio que hace las funciones de patio con su respectiva vegetación.

Una vez en la mesa, ha llegado el momento de concretar. Está claro que el tema aquí va de carnes en general y de pollos en particular pero, ¿qué podemos encontrar en la carta? Para empezar, proponemos un guilty pleasure de su sección ‘para untar’. No hay nada mejor que pasar el tenedor por el pan con ingredientes como la sobrasada ‘torrada’ Casals, un tapenade de olivas o hummus. Un pecado que siempre pasapor impune cuando uno come fuera de casa. Puedes seguir con uno de sus guisos: desde los espárragos blancos en salsa verde hasta la coliflor gratinada con queso Conté o los canelones de gallina en pepitoria. Anque quizás nuestra sección favorita antes de entrar en el apartado de las carnes sea la de los huevos. ¿Ideas? El bogavante del Cantábrico rebozado con huevos fritos y ajada. Espectacular.

Entre las carnes, en good2b sentimos especial debilidad por el pollo tomatero al curry con arroz basmati o el picón de las Landas -un bosque de Europa donde utilizan un sistema de caza basado en cabañas llamadas ‘Marenises’ y que las aves usan como zona de avituallamiento-, acompañado de patatas fritas caseras. Aunque puede que la pieza más impresionante de la carta sea el jarrete de ternera lacado con pure de patatas.

Es probable que los postres no sean tan espectaculares como el resto de la carta, pero platos como la macedonia de frutas con sorbete de piña ayudarán a hacer la digestión. Opciones para los hambrientos son el cheesecake o el milhojas de vainilla y café.

El servicio y el lugar se pagan tanto como los ingredientes y su resultado. Es por ello que comer en Chez Cocó te costará a partir de 40 euros.

 

Detalles




  • Dirección: Av. Diagonal, 465 Barcelona