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No nos engañemos, a la gran mayoría se nos quedó cara de perplejidad ante el polémico lanzamiento del Gloogle Glass. Un dispositivo de visualización Head-mounted display con el firme propósito de mostrar información o grabar videos sin utilizar las manos, entre otras muchas cosas, claro está. Digo polémico, porque a más de uno le entró un ataque de desconfianza y miedo mientras otros aplaudían vehementes. Ver pelis como Her no ayudan a los recelosos de las novísimas tecnologías, de repente el futuro está aquí, no hay vuelta atrás, y esa realidad que nos presentan no parece tan lejana como cuando veíamos Blade Runner allá por los ’80.

Dramas, miedos e infinitas dudas a parte, el caso es que ya nos hemos hecho a la idea de que en breve iremos todos con el dispositivo colocado delante de una de nuestras retinas, y para ello (ya os lo habíamos contado a principios de año) Google sacó unos modelos de gafas en titanio que, seamos honestos, no tuvieron el éxito esperado ¿Por qué?

Los modelos eran un pelín ortopédicos y entraban en batalla campal directa a la yugular con lo que sería un buen ‘must’. Es decir, se habían olvidado de algo fundamental: que por muy cíborgs que nos estemos convirtiendo (o nos quieran convertir) por lo menos que sea con estilo. Así que sus propuestas un tanto arcaicas han dado a paso a una alianza de órdago a la grande: a Google se le enciende la bombilla, decide asociarse con el gigante del mundo de las gafas, Luxottica, este último se forta las manos asegurando su futuro y el acuerdo trae como resultado, ni más ni menos, que Ray-Ban y Oakley diseñarán, desarrollarán y distribuirán las nueva Google Glass.

Ya no hay escapatoría mis queridos hipsters, ya estáis aprendiendo a guiñar con el otro ojo, porque en menos de un año, desde Luxottica comentan que se comercializarán en 2015, seremos los nuevos piratas de la modernidad cibernética, ojo tapado-evento cubierto. We’ll see.