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A Daniel Everett le gusta tocar varias disciplinas artísticas: fotografía, video, escultura e instalación. Sin embargo, es la fotografía la práctica artística por la que más atraído se siente y con la que incluso ha confesado estar obsesionado, ya que le permite procesar y ordenar el mundo desde una distancia que sólo le otorga la cámara.

Sus proyectos están basados en estudios minuciosamente diseñados, aunque surjan como una reacción intuitiva del paisaje que observa

Desde Utah, Daniel Everett respira tranquilo ya que finalmente ha conseguido dedicarse a lo que le gusta. Terminó sus estudios y se vio casi por casualidad convertido en un empresario, algo que odiaba; pero que le hizo despertar y apuntarse a una escuela de arte buscando motivación y dar más consistencia a una práctica -la fotografía- que llevaba a cabo desde hacía ya mucho tiempo más como un hobby que siendo consciente de que lo suyo estaba íntimamente relacionado con el arte.

Meticuloso en su trabajo, sus proyectos están basados en estudios minuciosamente diseñados, aunque surjan como una reacción intuitiva del paisaje que observa. Fotografía surrealista e hipnótica que brota de los paseos y los lugares en los que fija sus atención y que documenta y modifica para hacernos entrar en ese espacio concreto al que pretende llevarnos con sus disparos.

En su universo particular las cosas son planas e incluso yermas, donde no hay demasiadas alteraciones, por ello realiza sus fotos los días nublados, buscando esa sensación difuminada para no mostrar un lugar reconocible.

Sus fotografías arquitectónicas fueron tomadas por todo el mundo, Europa, Asia (sobre todo Japón), aunque a menudo mezcle imágenes de diferentes lugares por aquello del anonimato, otra de las características que impregnan sus proyectos.

Si quieres saber más, puedes conocer todo su trabajo aquí.