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Ariana Díaz Celma

Daniel López Valle (Elche, 1982) es la cabeza pensante -junto con Cristobal Forúñez, el ilustrador- de uno de los inventos más geniales de los últimos tiempos: el Cuaderno de Blackie Books, ese libro de ejercicios que tan buenos momentos nos hace pasar en la temporada de máximo bochorno. Esta ya es su segunda temporada al mando del mismo, una buena herramienta para desoxidar el cerebro y recordar a qué instituto iba Marty McFly o que, lo creas o no, Cicciolina fue diputada en el Congreso italiano. Periodista, esponja informativa y rey de la Wikipedia, se le recuerda por su glorioso paso por Saber y Ganar, programa del que salió triunfante. En good2b le hemos entrevistado y su vida parece tan inverosímil como la cantidad de información que maneja su cabeza pues, al terminar la entrevista, Dani nos juró que iba a ver a su hermana disparar con un trabuco…

¿Cómo llega uno a saber cómo acabó Screech de Salvados por la Campana, de dónde proceden los Borbones o las vidas que ha salvado Tom Cruise?

Se llega hasta semejante asco si te pasan dos cosas que a mí me pasan. La primera es tener una curiosidad infinita que se acerca más al vicio con que alguna gente se come un Big Mac a las tres de la mañana que a una actividad intelectual. La segunda es ser un ansias y un desesperado que necesita resolver esas curiosidades cuando aparecen. Soy feliz siendo un ignorante. Me encanta que alguien me hable con pasión de un tema que desconozco por completo. En cambio, el típico listo que siempre contesta que sí cuando le preguntas si conoce algo, sea lo que sea, porque teme parecer un ignorante, casi siempre por razones bastante lúgubres, me provoca mucha pelusa. Se nota que mienten, joder, y se lo hacen pasar mal a los demás. Que paren ya. Si esto fuese como Estados Unidos y te dieran de regalo una pistola cada vez que compras humus de Mercadona o algo así, creo que ya la habría sacado a pasear después de oír uno de esos ?Seeeeh?, pero para pegarme un tiro en la cara. Y soy muy torpe, así que seguro que le acabaría dando a alguien que no tendría ninguna culpa. O sea, que paren.

El Cuaderno tiene un aura eminentemente nostálgica para cierta generación, bajo nuestro punto de vista. Pero dinos, según tu opinión, ¿qué aptitudes debe tener el lector base del Cuaderno? ¿Es necesario haber nacido en una época exacta en el tiempo o puede hacer uso de él todo el mundo?

Cristóbal Fortúnez, la maravilla ilustradora del Cuaderno, dijo que a su madre le encantaba. Y una vez pillé a mi abuelo riendo mientras lo hojeaba. Creo sinceramente que le puede gustar incluso a generaciones ajenas a ese vapor nostálgico que comentas. Chesterton decía una cosa que repito mucho porque soy muy pesado: ?Lo divertido es lo contrario de lo aburrido y de nada más?. Es decir, que algo puede ser divertido y serio a la vez. Quizá ahí se resuma la respuesta a esas dos preguntas. Quien se acerque al Cuaderno sólo necesita de curiosidad y de ganas de maravillarse y de reírse y de perderse. Nosotros no examinamos a nadie ni miramos por encima del hombro. Al contrario, queremos compartir cosas que nos apasionan a través del humor, del entusiasmo y del juego. Es una lástima, pero cada vez jugamos menos y somos más solemnes y más fatuos y más horteras. Los delfines no, los delfines se tiran horas y horas pasándose pelotitas de algas con el hocico y les da igual lo que piensen los demás. Pero creo que eso es porque aún no tienen pulgares oponibles. Si los tuvieran, los delfines dejarían las pelotitas, cogerían un lápiz y se pondrían con el Cuaderno. Quizá lo harían todo a la vez. Sería lo ideal.

Desde colorear al Ecce Homo hasta el cartel del Festican. ¿Eres el artífice de todas las ideas que surgen en el Cuaderno o sólo de las más enciclopédicas?

No, qué va, ojalá. Ya me gustaría. Como Cristóbal es un gallego en Madrid y yo un ilicitano en Barcelona, generalmente quedamos para hablar por videollamada junto con Jan Martí y vamos proponiendo y poniendo en común todo lo que se nos ocurre. Desde auténticas barbaridades surgidas en el momento a cosas que ya llevas pensadas desde hace tiempo. Nos estrujamos muchísimo la cabeza e incluso nos tiramos ratos largos en silencio, pero siempre acabamos por tener una sensación muy guay (me estoy conteniendo las ganas de decir ?sensación mágica?) que es cuando te das cuenta de que llevas un rato tirando y tirando de una idea y los tres nos estamos riendo como idiotas o escuchando con la boca abierta y entonces sabes que esa idea mola. A veces no, a veces estás en el estanco o comprando detergente y se te ocurre algo y tienes que volver a casa corriendo por miedo a que se te olvide.

Blackie Books recomienda una serie de lugares idóneos para leer el Cuaderno. ¿Cuál sería el tuyo?

Ya sé que suena tópico, pero hace dos domingos me desperté realmente pronto y como no sabía qué hacer me fui caminando hasta la playa. Aún no quemaba el sol, olía a mar (cosa que por alguna razón que investigaré no siempre sucede en Barcelona? aunque estés frente al propio mar), todo estaba pulcro, a estrenar, y no había demasiada gente. Ese sería mi ‘lugar’ idóneo, aunque lo bueno del Cuaderno es que lo puedes hacer como quieras y tomarlo y retomarlo cuando quieras, así que los lugares idóneos son muchísimos.

Es ya mítica tu aparición en Saber y Ganar, el infinito programa de Jordi Hurtado. Dinos, ¿cómo se llega a almacenar una cantidad de información similar a la que tu cerebro maneja?

No creo que haya sido ni mucho menos ‘mítica’ (risas), pero te lo agradezco. Grabando el programa coincidí con José Manuel Dorado, un concursante que, este sí, es realmente mítico. El tío es una máquina impresionante, pero se nota que ha llegado a saber lo que sabe a través de la pasión que le generan ciertas cosas y no al revés. Lo que pasa es que sabe tanto que uno diría que le apasiona el mundo en general, la vida, todo. Y además le da igual demostrar su ignorancia en aquello de lo que es un ignorante. Y pregunta y pregunta y pregunta. Me gustaría pensar que me ocurre lo mismo.

Y confiésanos, ¿es él real o un holograma como se ha rumoreado a menudo?

Jordi Hurtado es real, es real. Me habría gustado hacerme una foto con él sosteniendo el periódico del día, como hacen con los dictadores para demostrar que están vivos, pero no quise ser irrespetuoso porque el programa me encanta de siempre y me parece admirable. Y, bueno, también porque se me olvidó.

Tus hotspots favoritos son… 

Doy paseos solitarios y muy largos y cualquier parque de cierto tamaño me gusta, de un modo infantil, incluso. Pero como también de pan vive el hombre, en Barcelona me encanta el Bar Ramón (C/Comte Borrell, 81), aunque me da miedo recomendarlo porque es pequeño y querría volver a entrar. Ah, y Tucco (C/Còdols, 27), un sitio fantástico en el Gótico de comida italoargentina (si es que eso existe, que no lo sé) al que confié mi alimentación durante años y al que echo de menos porque ahora me pilla a varios barrios de distancia. En Elche me quedaría a vivir en el Picnic, un local de tapas tan maravilloso que no encuentro una palabra mejor para definirlo, o en cualquier bar del estadio Martínez Valero. Dos horas antes de que empiece el partido, por ejemplo. Y de Gijón me gusta? Gijón.

No puedes parar de escuchar en modo repeat…

Dos canciones que en todo momento y lugar me ponen de buen humor: Roadrunner de Jonathan Richman y los Modern Lovers y Rock`n`Roll Star de Oasis. Y Bring It On Home to Me de Sam Cooke. O sea, tres. De hecho, dependiendo del momento y del lugar, me hacen pasar del buen humor a la euforia en nada.

Prohibirías…

El uso privado de los vehículos a motor. Ambulancias, bomberos y tal, vale. Todo lo demás, mal fatal. Sería una de las revoluciones más radicales de nuestro tiempo. Vamos, que no sucederá.

Nunca pensabas que terminarías…

El Cuaderno. A medida que lo desarrollábamos crecía y crecía y llegó un punto en el que creí que no lo vería terminado por mucho que le dedicase una vida entera. Imaginaba a Cristóbal, muerto con el pincel en la mano? pero lo terminamos. Dos veces.

Para ti ser good2b es…

Tener la voluntad de disfrutar y de reconocer y valorar el placer donde existe, sin prejuicios ni excusas ni cejas levantadas.