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Bru Romero

Salir de compras por la Gran Vía o incluso pasear puede llegar a convertirse en una aventura que requiera de alguna que otra parada para el descanso. Da igual que la recorramos de lunes a viernes como el mismísimo fin de semana, la Gran Vía hay que vivirla con sosiego y fervor urbano en la misma proporción pero no tenemos claro si al conocer las coordenadas siguientes, quieras volver a pisar el asfalto. Hablamos del Invernadero de Salvador Bachiller, un verdadero oasis en la capital.

Flores, plantas y un ambiente de lo más mágico en un rincón donde los brunch, los ricos cócteles y el sentir más tropical nos ofrecen ese chute ocioso que andabas buscando

Situado a mitad de una de las calles más transitadas de Madrid y sirviendo como dirección secreta de aquellos que no quieren seguir la corriente. Un espacio, un combo perfecto de comercio y cafetería en el que el descanso es obligado y la sintonía con la Madre Tierra es artificiosamente natural.

El sótano de la tienda Salvador Bachiller reconvertido en paraíso secreto para los más avispados y que siguiendo la estela de otros jardines diseñados por la cadena de las maletas de viaje por antonomasia nos reconforta y nos alegra la jornada. Un jardín donde su barra, su salón dividido en dos ambientes y galería para sobremesas más largas evita que caigamos en el hastío, invitándonos a un sueño hecho realidad.

Un punto de encuentro de lo más mágico que desde el día hasta la noche ofrece la posibilidad de disfrutar desde sus deliciosos cafés a sus cócteles sin par, picoteando de su sabroso hummus, los tomates rellenos, su deliciosa hamburguesa de wagyu, los molletes variados, las tablas de quesos e ibéricos para terminar con sus crumbles, tartas y coulants que te dejan gastronómicamente temblando.

Un invernadero donde los brunch y los afterworks están a la orden del día y que gracias a un servicio impecable y un Dj que anima esas noches que pretendes que no acaben te obligan a tener que situar esta nueva dirección en tu top 10 para resguardarte del mundanal ruido y sentirte exclusivo hasta que quieras romper el hechizo.

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