“Réquiem por la norma” la primera retrospectiva internacional sobre Lorenza Böttner, arrancó el pasado 7 de noviembre y podrá verse en La Virreina Centre de la Imatge hasta el próximo 3 de febrero. Esta exposición monográfica, comisariada por el filósofo Paul B. Preciado y coproducida con Württembergischer Kunstverein Stuttgart, presenta un centenar de muestras dedicadas a la obra de la artista chilena  una artista que pintaba con los pies y la boca, y que a través de disciplinas artísticas como el dibujo, la fotografía y la performance, constituyó un himno de disidencia corporal y de género.

La obra de Böttner surge de una lucha por el derecho a existir en libertad ante la opresión social a los cuerpos transgénero y con diversidad funcional

Nacida el 1959 en Punta Arenas (Chile), en el seno de una familia de inmigrantes alemanes, sufrió un accidente con solo ocho años, a raíz del cual tuvieron que amputarle ambos brazos. Esta experiencia traumática, además de los obstáculos y sufrimiento que tuvo que afrontar al reivindicar un cuerpo y una identidad transgénero en una sociedad que la encasilló en una doble discapacidad, hacen de su obra una lucha por el derecho a existir libremente ante la opresión de los cuerpos transgénero y con diversidad funcional.

Lorenza Böttner, ‘Sin título’ (sin fecha)

Es por eso que su trayectoria artística no solo explora diferentes formas de construirse como una figura corporal política y vital, sino que también representa una de las críticas más punzantes a los procesos de discapacitación, desexualización y invisibilización de este tipo de cuerpos. Además, uno de los motivos por los que la exposición llega a Barcelona es la importancia que la ciudad condal tuvo en la vida de la artista. Lorenza Böttner se muda a la ciudad en 1982, establece diversos vínculos con el panorama artístico local y en 1992 se convierte en Petra, la mascota de los Juegos Paralímpicos del 92 diseñada por Javier Mariscal.

Lorenza Böttner, ‘Sin título’ (sin fecha)

Finalmente, Böttner muere en 1994, con 33 años, por complicaciones relacionadas con el sida, dejando escondida detrás del disfraz de un personaje como Petra, una creadora que reivindicaba su reconocimiento como artista, sin que se tuviera en cuenta su diversidad funcional. Una disidencia corporal lejos de lo binario que defendió en cada uno de los lugares en que trabajó. “Réquiem por la norma” es la muestra más completa que se ha hecho hasta ahora, sobre la artista, además de ser un viaje a través de su obra, puede considerarse un manifiesto irreverente y vitalista que busca liberarse a sí misma y a todas las personas transgénero y con diversidad funcional de la opresión a la que están sometidas.