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Un escenario empapelado con folios escritos a rotulador, estructuras de hierro y una larga tela blanca de la que cuelga un actor desnudo a modo de liana. «Nací a los 33 años, el día de la muerte de Cristo. Nací en el Equinoccio, bajo las hortensias y los aeroplanos del calor». Así arranca «Altazor», segunda creación de la Compañía Laboratorio y adaptación teatral de la obra cumbre del chileno Vicente Huidobro, publicada en 1931. Su paisana, Jessica Walker, dirige esta pieza de alta poesía que serpentea a través de un teatro rabiosamente libre. Tras cuatro meses de funciones, terminan su temporada en Barcelona en junio, aunque el germen del proyecto viene de años atrás.

«Altazor fue mi libro de cabecera cuando viví en el desierto de Atacama, tocó un momento importante, de cambio. Me acompañó de cerca en mi propio viaje místico, la idea estaba guardada desde hace más de 25 años y volvió a reaparecer  como todo lo bueno en un flow natural» cuenta Walker, a los mandos de la Compañía, compuesta por nueve actores procedentes de Argentina, España, Francia y México. «Altazor o el viaje en paracaídas» es un poema en siete cantos en los que Huidobro vuelca su búsqueda existencial, reflexiona sobre la figura del poeta e incluso juega con la desarticulación del lenguaje. Sobre el autor, Jessica Walker dice que «Huidobro me sugiere algo así como una vela prendida en algún lugar metafísico, un largo paseo en silencio y una mirada elegante antes de despedirse».

Altazor es un grito al cielo desde un escenario evocador de papel, tela y hierro dónde explota la poesía sobre nuestra humanidad

La obra, de setenta y cinco minutos de duración, nace de un proceso de creación en el que directora y actores parten del texto para improvisar y experimentar corporalmente, incluyendo momentos de dramaturgia propia que se intercalan con el poema. El resultado final es un conmovedor grito al cielo, una escenografía honesta y sugerente apoyada por la evocadora sonoridad que produce el papel, la tela y el hierro. Ahí, en la intimidad del teatro, los actores trepan desnudos por las estructuras de hierro, las cargan y las desplazan por el escenario, conducen una silla de ruedas, se escriben en el cuerpo con rotulador o se cuelgan del revés de la tela enganchada al techo al grito de «¿por qué tengo que acomodarme a tanta incomodidad?», todo ello para traer al teatro el sublime poema de Vicente. «Es la  resonancia de nuestra humanidad. Huidobro hace una revisión profunda y se moja en su juego metafísico. Me toca eso de que la poesía es un desafío a la razón, y poder darnos estas contradicciones tan, tan jugosas y cercanas, utilizando este lenguaje tan bestia como es la poesía.»

Tras ser seleccionados el verano pasado en el ALMAGRO OFF con su primera obra «Hambret», adaptación del clásico de Shakespeare, la Compañía Laboratorio ofrece ahora las cuatro últimas funciones del Altazor (sábados 16 y 29 de mayo y 6 y 13 de junio a las 20h en la sala Laboratorio) y prepara ya el que será su tercer montaje, una nueva adaptación de Hamlet que tendrá temporada en otoño. Además, tienen pendiente el estreno de «Cae, Altazor», un documental dirigido por Bruno Zaffora que registra el proceso de creación colectiva de la obra. Preguntada por el espíritu del grupo, Walker contesta: «Nuestra compañía es un llamado que no comienza ni termina en el teatro. Yo estoy comprometida con la verdad, desde ahí la invitación al grupo de acompañarnos en el teatro como camino de encuentro. Un teatro que comienza de mi amistad con Dios. Nuestro compromiso grupal es amar, hacer un teatro con corazón, y que no sean sólo palabras».

Fotografía de Ulises Fontana

Reserva de entradas en http://www.laboratorioteatro.com/



Detalles

  • Qué: Altazor
  • Cuándo: sábados 16 y viernes 29 de mayo y sábados 6 y 13 de junio a las 20h
  • Cuánto: 10 E Reserva en www.laboratorioteatro.com / 12 E Taquilla
  • Dónde: Sala Laboratorio. Passatge Sant Antoni Abad, 6. Barcelona.