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Una exposición asombrosa con final agridulce que sorprenderá a nuestros lectores fans del melodrama. Raquel Meller fue la intérprete española más reconocida en todo el mundo desde el primer tercio del siglo XX. Su emocionante manera de cantar y de crear historias y personajes, y su dramatismo trascendental, la pondrían en lo más alto en poco tiempo.

 

Fue una creadora intuitiva, sin apenas estudios. Pero los artistas e intelectuales de su época supieron ver que Raquel daba a luz un arte nuevo y único, humano, sensible. Su voz, frágil pero nítida, su dicción perfecta y su naturalidad expresiva establecieron con el público ese raro hipnotismo, esa comunicación espiritual que sólo han logrado unos pocos intérpretes: Carlos Gardel, Maria Callas o Frank Sinatra.

 

Convertida en mito, Raquel Meller impuso constantemente su personalidad arrebatadora. Como cantante o como actriz de cine (y ocasionalmente de teatro), podía ser a la vez cautivadora y arisca, genial e insoportable, la quintaesencia del ?temperamento español?. Obtuvo resonantes triunfos en los escenarios de Madrid, Barcelona o Buenos Aires, y luego en los de París y Nueva York. Fue una de las grandes estrellas del período de entreguerras.

 

Pero todo quedó olvidado después de 1939. Y durante más de dos décadas Raquel Meller tuvo que sobrevivir a su propia leyenda, en un mundo cambiado y ajeno, rodeada de amargura y soledad, con pocos amigos y menos apariciones públicas. Ya nunca abandonó la triste sonrisa de La violetera.

 

Hoy, cuando se cumplen cincuenta años de la muerte de Raquel Meller, se presenta la síntesis de la vida y el arte, la apoteosis y decadencia de la excepcional intérprete española.

 

Qué: El mito trágico de Raquel Meller (1888-1962).

Cuándo: hasta el 30 de septiembre.

Dónde: Biblioteca Nacional (Paseo de Recoletos, 20-22).