El próximo 17 de noviembre Julien Baker visita la capital para ofrecer un concierto en la Sala El Sol y dos días después hará lo mismo en La 2 de Apolo. Dos citas imperdibles y muy esperadas.
Un disco en el que exumar los miedos y disfrutar de una artista que parece estar en un momento (creativo) destacable
La historia se repite y la fórmula no cambia. Pero a veces, el llamado factor “x”, que en realidad es la dosis de talento, marca la diferencia y hace que resalte muy por encima de la media. Es el caso de Julien Baker. Folk de proximidad, guitarra como vértebra de las melodias y letras confensionales.
Hasta aquí lo podíamos aplicar en copy paste a muchas artistas, pero de la cosecha de 2017, su “Turn Out The Lights” es de los que madurará y mantendrá el buen poso. Si su debut era delicadeza y suavidad, punteos y voz, ahora todo parece estallar: los arreglos y su voz. Lo primero que oimos en el disco, apunta a esta generación en la que la derrota está asumida y la remontada de futuro brillante no forma parte del plan: “I’m staying in tonight / I won’t stop you from leaving/I know that I’m not what you wanted”.
Las adicciones, el no tener rumbo y las dudas existenciales se desgranan a la vez que las cuerdas crujen y la intensidad va en aumento en cada canción. Un disco en el que exumar los miedos y disfrutar de una artista que parece estar en un momento (creativo) destacable.
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