Eduardo Galeano asentaría en su célebre ensayo Las venas abiertas de América Latina (1971), en el que asentaba un análisis geopolítico del pasado y el presente del continente latinoamericano como área periférica: «Los dispositivos intrauterinos compiten con las bombas y la metralla, en el sudeste asiático, en el esfuerzo por detener el crecimiento de la población de Vietnam. En América Latina resulta más higiénico y eficaz matar a los guerrilleros en los úteros que en las sierras o en las calles.» En la historia que narra La Titzina, el objeto de lucha es la construcción de una carretera para facilitar la expoliación del oro de una zona costera de Perú.

La compañía se supera una vez más con La Zanja style, la quinta creación teatral de la compañía -fundada en 2001 en Cercenyola del Vallés-, compuesta por Diego Lorca y Pako Merino. Con una labor teatral conocida por la previa investigación antropológica basada en la observación participante, que trasladó al dúo a las zonas rurales de Perú, cuya actividad económica está basada en la explotación minera.

Interesante debate poscolonial de la mano en el marco de América Latina de La Titzina

En La Zanja Diego Lorca y Pako Merino ponen sobre la mesa un debate poscolonial en auge en los espacios de creación y pensamiento europeos contemporáneos. El texto, escrito por Lorca y Merino, narra la realidad por la que atraviesan múltiples áreas de América Latina y sus poblaciones, que se ven amenazadas por corporaciones que pretenden expoliar sus recursos naturales con la excusa del «progreso económico». En la pieza observamos el devenir de Alfredo, alcalde de una pequeña localidad rural que espera la llegada de Miguel, un técnico de una multinacional minera.

Las ambiciones y oportunidades de la explotación de oro afectarán las relaciones entre vecinos y arrastrarán a los dos protagonistas hasta límites insospechados.  Resultan interesantes los paralelismos con la historia actual y la colonización ejecutada por Francisco Pizarro y Atahualpa en 1532, que diera como resultado el inicio de la expoliación y la muerte del último rey inca.

La Villarroel acoge del 2 al 22 de abril la primera representación de la pieza en la Ciudad Condal, que fuera estrenada en el Teatro Ateneu de Cerdanyola del Vallès y que girará por la Red española de Teatros hasta 2020.