El fauvismo fue un movimiento artístico sinónimo de vitalidad y transgresión. La pinturas de estos jóvenes artistas destacaba por el uso de colores vivos y exagerados, por la ausencia de la perspectiva y del desapego a la tradición de la representación realista. Partiendo del post-impresionismo de Van Gogh, Cézanne y Gaugin y el neoimpresionismo de Signac, el fauvismo ayudó a sentar las bases de dos de los movimientos más importantes de las vanguardias: el cubismo y el expresionismo.

Henri Matisse, junto a André Derain y Maurice de Vlaminck fueron los líderes del movimiento, en el que también se incluyeron Albert Marquet, Henri Manguin, Charles Camoin,  Raoul Dufy o Georges Braque entre otros.