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La fotógrafa Gohar Dashti (Irán,1980) presenta su nuevo trabajo Home, un proyecto que muestra la belleza espectral de los lugares abandonados, interiores iraníes deshabitados que sirven a la artista para narrar un relato personal sobre las problemáticas culturales y sociales de la pos guerra iraní. Instantáneas que destilan la habitual carga personal que contienen todos los trabajos de Dashti.

Cada proyecto parte de una premisa personal, su visión de la guerra como un espectro, un fantasma que recorre libremente los paisajes desérticos y los coloniza

Gohar Dashti nació y creció en Irán, y lo hizo en un momento clave de la historia de su país. Desde  la revolución islámica de 1979, liderada por el Ayatola Jomeini a la guerra Irán -Iraq, acontecida entre los años 1980 y 1988. Todo su trabajo está impregnado del acontecimiento que marcó el curso de la historia de su cuna geográfica. Cada proyecto parte de una premisa personal, su visión de la guerra como un espectro, un fantasma que recorre libremente los paisajes desérticos y los coloniza.

Durante la última década, el trabajo de Dashti ha sido de lo más variado, valiéndose desde el retrato hasta sus conocidos mises-en-scène. Sus tres series más recientes profundizan en la relación entre los seres humanos y el paisaje: en particular, la forma en que los alrededores influyen en el concepto de hogar y la personalidad. Ella aborda un sentido de lugar en cada escala del término: un domicilio pragmático, un sentido de pertenencia dentro de la sociedad, una unidad con la topografía.

También subyace la idea del poder medio ambiental, la inmortalidad de lo natural frente a lo efímero del ser humano

En la serie Still Life, Dashti exploró un proceso fotográfico del siglo XIX, el cianótipo – que implica una solución química y exposición estratégica a la luz – con plantas. En Alien, rompió paisajes rurales de América a través de ventanas, usando el flash de la cámara directamente en los cristales para conseguir una desconcertante presencia espectral. Home es uno de las series más melancólicas. En ella, muestra espacios y residencias de Irán invadidas por una vegetación densa y variada: plantas amarillentas, tallos  de trigo, musgo que cubre toda una estancia a modo de alfombra… Se trata de lugares en los que la naturaleza recupera su hábitat, aquel que le fue hurtado para servir de vivienda, y que ahora tras la huida de sus habitantes, recupera victoriosa.

Esa belleza espectral está presente en todas las instantáneas, del mismo modo que evocan una sensación de pérdida, de abandono, de desconsuelo. La idea última de la artista es hacernos reflexionar sobre de qué manera la naturaleza también puede ser política, cómo en este caso, se presenta como una fuerza eterna que conquista un espacio víctima del desastre. También subyace la idea del poder medio ambiental, la inmortalidad de lo natural frente a lo efímero del ser humano.

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