Pocos restaurantes en Madrid pueden jactarse de tener un marco tan incomparable como el que corresponde a la bella plaza de Oriente. Coordenadas que, en esta ocasión, se convierten en el primer atractivo de un local que tras superar su primer aniversario en la capital, sigue entusiasmando al personal. Sí, hablamos de Hache. ¿Aún no lo conoces? Pues ya toca.

Situado en este real enclave y apostando por una cocina mediterránea de toda la vida, de producto de mercado, buena música y mejor local, Hache se hace un hueco entre la diversidad madrileña más gastronómica sin perderse en el puro artificio. Y es que si algo tienen claro en Hache, es que el comensal y los platos frente a él son lo primero.

Vanguardismos y sofisticaciones se quedan en la puerta de Hache donde la autenticidad y el carácter más sencillo son el riesgo que mejor saben manejar

Opciones que sin caer en una interminable carta que más que agradar, puede llegar a inquietar por excesiva, seducen al foodie más pro entre tablas de quesos españoles acompañados de almíbar de frutos rojos; tartares de lomo picado a mano con tostas de pan al ajillo; sabrosos ceviches; albóndigas con salsa de queso de cabra; su espectacular pulpo a la parrilla con huevo a baja temperatura o arroces melosos de gambón rojo, verdaderamente imponentes.

Primeros pases de carta que dan paso a pesos pesados de la casa como su magret de pato a la brasa con agridulce de pimientos asados y arroz salteado con verduras y entrecot a la brasa con patatas con mojo picón y pico de gallo y aceitunas negras o su enrejado de salmón con fideos orientales o el pescado del día con ajo, cebollas y aire de perejil.

Un local de ladrillo visto, jazz a los oídos y una iluminación de esas que invitan al sosiego, al relajo y a la gastronomía sin tiempo que es la que realmente permite las más fieles ovaciones.

Todo muy auténtico, todo muy sencillo, todo muy increíble.