Hace ya años que la esquina que ocupa el número 1 de calle Comerç dejó de ser un bar cañí al uso para convertirse en uno de los restaurantes más consolidados del Born. Podemos decir que Tara y Jaime, sus alma máters, fueron los encargados de instaurar el brunch en esta latitud para convertirse en el paradigma de este crossover entre desayuno y comida en Barcelona. Pero esta es solo la punta del iceberg. En Picnic también puedes comer, cenar y tomarte un cóctel, todas ellas opciones igual de satisfactorias. Todo en escasos metros cuadrados a tiro de piedra de la Ciutadella y en un interior súper agradable, decorado con gusto aunque sin caer en excesivas modernidades.

Los tomates verdes fritos o las croquetas de quinoa son clásicos inconfundibles de la casa

La cocina está en la misma barra donde los comensales pueden sentarse a comer, charlar con los cocineros e interactuar con ellos. Es de ahí de donde salen platos que se han convertido en auténticos clásicos de su carta, como las croquetas de quinoa o los tomates verdes fritos, recetas que en Barcelona son toda una institución gracias a Picnic y que se pueden degustar en todas las versiones su carta.

Una vez descubiertas las estrellas del Picnic, razones ya válidas para hacer una visita a esta apetecible esquina de la calle Comerç, es momento de repasar su carta de brunch, que puedes encontrar cada mediodía. Además del steak tartar, una incorporación relativamente nueva a su carta, debemos destacar otros clásicos que manejan como nadie más. Es el caso de los huevos benedict, servidos con muffin inglesa, bacon, espinacas y salsa holandesa; y sus dos variantes, con salmón ahumado o con aguacate, cangrejo y tomate raff. Los huevos rancheros o los tacos de cochinita pibil son también platos que se han hecho un nombre en el Picnic a lo largo de los años, sin descuidar opciones dulces como los pancakes con confitura de fresas, sirope y creme fraiche. Puede que a estas alturas muchas de estas recetas suenen habituales, pero pocos saben que aquí es donde se forjó la cultura del brunch en Barcelona.

Picnic fue el responsable de instaurar el brunch en Barcelona y sigue siendo una eminencia en la materia

Por la noche la carta toma un aire más formal y refinado, aunque sin perder la esencia casual de la casa. Junto a los cacareados tomates y las croquetas de quinoa, encontramos tapas para abrir boca como las gyozas de langostinos, verduritas y salsa nos cham; la burrata con tomate raff, pesto, rábanos salvajes y escalunyes; o el tiradito de vieira con leche de tigre al ají amarillo. Entre las raciones que coronan los segundos hay recetas top como el onglet de ternera con pimienta y patatas fritas, los tacos de pescado con dorada al grill, hinojo, aguacate, lima y cilantro; o el pulpo con tomates cherry, setas de temporada y espinacas. Sanwiches como la Big Papa Burger -de nada más y nada menos que 250 gramos- o el brioche de pollo frito, ensaladilla de hinojo, dressing ranchero y jalapeños redondean una carta apetecible todos los días del año -no cansa y muchos de sus sabores son casi adictivos-. Es imprescindible dejar un hueco para los postres, otro de los puntos fuertes de la casa, con opciones ganadoras como el crumble de ciruela y creme fraiche o su espectacular pastel de queso con frutos rojos.

El secreto mejor guardado, además de una apetecible terraza para degustar sus platos cuando la temperatura lo permite, es un sótano donde se pueden hacer comidas y cenas de grupo en petit comité donde sentirse en casa.

Comer o cenar en Picnic cuesta entre 20 y 25€, bellini o mimosa incluídos.

Más info y reservas haciendo click aquí.

Photos © Berta Pfirsich