Miqui Otero
Eso de que nuestras vidas vienen dirigidas de serie no es del todo cierto. Y si hay por ahí alguien que aún lo duda, debería leer ‘La Cápsula del Tiempo’ (Blackie Books) de Miqui Otero (Barcelona, 1980), un auténtico ejercicio para entender que, aunque ciertas cosas sí se ceden al capricho de la casualidad y la suerte, la gran mayoría de hechos que construyen una vida son decisión nuestra. Bajo el patrón de los clásicos libros ‘Elige tu propia aventura’, con los que muchos treintañeros de hoy crecieron hace un par de décadas, Otero -periodista, profesor de literatura en la UAB, responsable de proyectos culturales como Primera Persona y mucho más- ha escrito una novela que, aunque sigue el mismo esquema, se presenta como una versión adulta y actual de las clásicas publicaciones de Timun Mas. ‘La Cápsula del Tiempo’ no te desliza en un giro de página a Brasil vía submarino ni te lleva a visitar los monjes budistas del Nepal. Al contrario, el libro te ubica en una lluviosa y algo apocalíptica noche de reyes en el metro de Barcelona, en el mismo momento en el que te diriges a desenterrar una Cápsula del Tiempo que escondiste con amigos de juventud ahora hace 20 años en un parque acuático ya abandonado. Que llegues a ella o decidas perderte por el camino es sólo tu decisión…
¿Eras un lector legal de los libros ‘Sigue tu propia aventura’ o eras algo tramposo?
Siempre he sido tramposo con este tipo de lecturas. Pero la libertad que te daban a la hora de leerlas me encantaba.
El día tiene 365 años. ¿Por qué sitúas al lector el día 5 de enero exactamente?
Es el día del año que más ilusiona a un niño. Está bien ver las cosas con la perspectiva del tiempo y darse cuenta que en 20 años puede pasar de ser una noche mágica a una auténtica pesadilla.
No queremos que esta entrevista sea un spoiler pero sentimos curiosidad por saber cómo actuarías tú ante la primera cuestión que nos planteas: cumplir una promesa con el pasado o dejarse llevar por la aventura del futuro. ¿Cómo actuaría Miqui Otero en su propio libro?
He tenido que intentar en todo momento que no sea ninguna de las dos. He sido parcial en las opciones, sino habría sido mi propia historia y no la del lector.
No obstante, has juzgado ciertas decisiones con unos finales más amargos que otros. ¿Has premiado a algunos lectores teniendo en cuenta lo que a ti te parece lo correcto?
Sí, he intentado tener una relación directa con el lector y, en función de lo que escoge hacer, le trato de una forma o de otra. Eso sin olvidar que no todo reside en la decisión, sino que también entra en juego la suerte y casualidad, que juegan un papel importante en nuestras vidas.
En cierto modo, es un libro que te hace ver que no todo está programado y que tú también puedes dirigir el rumbo de tu vida, tal y como sugiere la película ‘Dans la Maison’ de François Ozon…
Sí, mostrar el libro como una aventura constante te hace descubrir un poco más que tenemos muchas posibilidades en la vida y que, a menudo, no nos dejamos llevar por miedo.
¿Podemos leer sólo un final?
Se puede, pero no entenderás la totalidad del personaje hasta que los hayas leído todos. El libro está pensado para que se lea, si no entero, casi.
Justo en el medio del libro encontramos una especie de encartado que se titula ‘Ante la Duda, el libro negro de los 15 instantes estrellados de la humanidad’. ¿Surgió en el proceso del libro o desde el principio tenía que estar situado donde está de forma algo apocalíptica?
Sino desde el principio, casi. Se trata de 15 historias de 15 personalidades de la humanidad que en cierto momento la cagaron. Lo que buscaba es mostrar que hasta los personajes históricos toman decisiones incorrectas y eso les hace humanos y hace que te identifiques con ellos.
¿Me lo parece a mí o se trata de un libro menos autobiográfico que tu anterior novela ‘Hilo Musical’?
Sí, aunque algunas historias sí tienen algo de propias, la mayoría son prestadas de auténticos personajes que puedes encontrar, por ejemplo, en un bar de viejos. Es un buen lugar para hacerte con material.
Como bien comenta el libro, una de las máximas anécdotas de tu vida fue coger un taxi para llegar a tu casa, que no sabías que estaba a 50 metros. ¿Es el mapa que acompaña el libro un instrumento para que no se pierda el lector o tu mismo?
En un principio era una herramienta que utilizaba yo, pero acabamos acordando que estaría bien que también acompañara el libro. De hecho, en el proceso de creación acabé algo loco. Tenía la casa llena de instrumentos para poder seguir todas las tramas, no olvidemos que el libro tiene hasta 37 finales. Me sentía como cuando en The Wire se encontraban en pleno proceso de investigación, con pizarras y post its de distintos colores por todas partes.
Si comparamos La Cápsula del Tiempo con Hilo Musical (Alpha Decay), tu primer libro, todas la referencias musicales han desaparecido…
En el libro no hay referencias culturales porque sino dejaba al margen de la aventura a mucha gente. Eso sí, entre líneas se pueden adivinar versos y guiños escondidos que sólo unos pocos entenderán.
Si pudieras escoger algunas canciones que van como anillo al dedo al libro serían…
Las que he ido escuchando mientras escribía la novela. Dependiendo de la aventura que escojas tiene un registro u otro (novela policíaca, costumbrista o hasta aire de sitcom). Probablemente saldrían Toma Mis Manos de Willie Colon, Latidos de los Bananas o el Boredom de los Buzzcocks, por poner algunos ejemplos.
Tus hotspots favoritos son…
Por un lado, la bodega Rafael (C/Manso, 52). Ya de pequeño mi padre me llevaba ahí. Primero después de comprar cromos, más adelante cuando me hacía con tebeos y libros y ahora a tomar el vermut. De ese bar he sacado muchas de las historias que salen en el libro. Sólo hace falta pasar ahí una tarde. Por el otro, el bar Ramón (C/Comte Borrell, 81), que encarna lo que es un bar ideal para mí. Se trata de un bar familiar de 1939, pero a la vez puedes escuchar rock’n’roll, northern soul, jazz y otra música que me encanta.
No puedes para de escuchar en modo repeat…
El primer disco de Rubén Blades, grabado en Londres en inglés. También he estado escuchando mucho el tema ‘Somebody is Watching Me’ de The Boys Next Door, el primer grupo de Nick Cave, cuando sonaba bastante más rock.
Prohibirías…
El otro día hice una de esas colas a la que todos estamos siendo condenados en esta época y, después de haber pedido hora previa y, sin embargo, esperar durante dos horas y media (porque pides hora previa, pero luego tienes que pasar por un único punto de información a renovarla), llegué a la mesa y me pidieron doble copia de mi DNI. Es decir: doble fotocopia EN PAPEL de un documento de identidad que, desde hace años, lleva un puñetero MICROCHIP. También prohibiría el modo en que se tiran las cañas en la mayoría de bares de mi ciudad (el puño apretado se nota en cómo apuran el barril hasta que te la sirven sin gas ni espuma). Todos son pequeños síntomas de pereza y baja catadura moral y de decadencia como civilización. También a la gente muy acomodada que dice: «yo en mi juventud estaba mucho peor» como si todos pudiéramos gozar de una gran posición laboral (eso es matemáticamente imposible) a día de hoy. Me recuerdan a los protas de este famoso gag de los Monty Python que les obligaría a ver al menos cinco veces al día como si rezaran el rosario (bajo estas líneas).
Nunca pensabas que terminarías…
Siendo profesor de universidad para gente que tiene prácticamente mi edad. A veces, mientras doy clase, me sorprendo con ganas de hacer comentarios del profesor y entonces me doy cuenta de que soy yo mismo. Después te acostumbras y todo está mejor.
Para ti good2b es…
Una de mis mejores amigas y una de las personas a quien más quiero.
*Foto de Elena Blanco