Seguramente, más de un día, te has levantado con el cuerpo (foodie) aventurero. Momento idóneo para explorar, probar, experimentar y dar rienda suelta a esa cabecita loca que no para de crear y que disfruta saliendo de su zona de confort para dejarse querer por esos restaurantes más desconocidos pero que nos tientan desde su exotismo. No dudamos, por tanto, en dejarnos de chinos, griegos, mexicanos, japoneses o brasileños para reservar en un Khachapuri, un georgiano que ni idea tenemos de lo que puede ofrecernos, pero que no pinta nada mal. F: Cortesía de Khachapuri

Escondido en una de las traseras de la Gran Vía y sin ser un local de lo más grande, nos topamos con Khachapuri (pan con forma de barco relleno de queso y coronado con un huevo frito), el primer restaurante en pleno centro especializado en gastronomía georgiana. Ricos platos provenientes de este país que en su momento fue república soviética y que localizamos en la intersección de Europa y Asia.

Descubrimos los sabores del Cáucaso en Khachapuri, el primer georgiano de la capital que bebe de lo más intrínseco de su gastronomía para hacernos disfrutar de su comida casera y tradicional

Un punto de encuentro para los más fisgones de la sala que tienen sus seis sentidos preparados para solucionar esa curiosidad gustativa de enfrentarse a un recetario nada paladeado. Platos típicos, 100% georgianos, que viajan de lo cárnico a lo vegetariano entre hierbas y especias de lo más sugestivas.

Un Khachapuri donde la originalidad la encontramos en la simpleza de sus platos, que apuestan por una materia prima orgánica apta para todos los públicos, regada por sabrosos y potentes vinos fermentados en tinajas de barro enterradas bajo tierra. Ricos caldos que acompañan al comensal mientras disfruta de sus ensaladas de berenjenas y pimiento rojo con salsa de nueces y especias o de verduras tradicionales de Georgia como anticipo a su sopa caliente de carne, mejillones veggie, bolsas de pasta gruesa rellenas de ternera, brocheta de cerdo, gambas con alioli o la especialidad de la casa: el popular Khachapuri, que no deja indiferente a nadie y que consigue revivir a un muerto. Una experiencia contundente que con su crema de requesón con fruta en almíbar y bizcocho de chocolate con crema y merengue ponen la guinda y nos agradecen que les hayamos dado la oportunidad de alegrarnos el día y de desarrollar, un poco más, nuestro ya cosmopolita paladar. ¡Qué maravilla!