No hay sensación más gratificante que haber reservado en un restaurante y que hayamos acertado de pleno. Muchas opciones hay, pero no siempre nos podemos apuntar el tanto. Lo importante es no dejarnos llevar por la estética, por el marco del local en cuestión, y sí hacerlo por ese boca a boca al que no le faltará razón. Así lo hice y acabé en La chulapa de Alcalá. Habrá que repetir. F: Cortesía de La chulapa de Alcalá

Situado en pleno centro y levantándose como un negocio de lo más castizo y chulapón, La chulapa de Alcalá celebra la cocina típica madrileña con ese puntito mediterráneo que no le hace nada mal. Cocina de toda la vida que reinventa con mucho gusto y sin perder la esencia de unos sabores, olores y texturas que nos hacen perder hasta la compostura.

Muy recomendable es su menú del día. Si eres de los que piensan que a un restaurante se le empieza conociendo por él… ¡Pruébalo!

Un local que ya sea para desayunar, comer o cenar siempre es buena opción, pues ni el producto sobre la mesa ni el servicio en sala defraudan. Así, plantea una carta bien diseñada y a la que el único pero que se le puede sacar es que de tan variada, nos lo pone muy complicado para tener que elegir.

La culpa la tienen platos como sus croquetas de pringá, los pimientos rellenos de bacalao, las alcachofas rebozadas con almejas y salsa verde, el paté de perdiz en escabeche con reducción de naranja, el carpaccio de ternera con rúcula y parmesano, su ensalada Alcalá 35 con brotes tiernos y queso de cabra, pulpo a feira sobre parmentier, tartar de atún con helado de wasabi, esqueixada de bacalao, lomo de lubina a la espalda con verduras, atún con salsa de mostaza, solomillo de ternera con setas y salsa al Oporto o unos simples huevos fritos con patatas y chorizo, la expresión más sencilla de la autenticidad gastronómica.

No deberías poner el broche final sin su tabla de quesos, la crema catalana y un arroz con leche que te obligan a tener que pasarte de la silla al sofá más cercano, donde continuar con una sobremesa a la altura. Prueba y verás.