La lista de canciones de desamor que no dejarás de escuchar (Parte II)
Ayer hablaba del amor Disney, como acuñaría Brigitte Vasallo, a través de algunas canciones. Y como muchos de vosotros me lo habéis pedido, continúo añadiendo temas a la lista que publiqué: un enjambre sonoro que me ha servido de bálsamo en el arduo camino del desamor. Lágrimas, obsesiones, sollozos, ganas volver con la persona que nos rompió el corazón… Toda la emotividad ligada al asunto puede llegar a acentuarse cuando escuchas esa canción romántica con la que te topas de repente en Spotify, pero también puede suponer el hallazgo de un ápice de luz al final del túnel. Lo sabeis, lo sé:
[La lista de canciones de desamor que no dejarás de escuchar. Parte I]
‘Bolleras como tú’ de Lidia Damunt
‘Bolleras como tú’ es un himno bollero donde los haya. En el tema la murciana narra con cierto despecho cómo se enamoró de una amiga en su juventud brincando en los garitos de Malasaña. Con actitud punk y guitarreo folk desmedido, la mítica riot recuerda esas noches venerando a aquella carismática y sexy lesbiana que jamás le dio coba. Frases como “Un día me dejaste tirada en el párking / apareció tu novia y te fuiste con ella” atraviesan mi subconsciente bolleril. La canción se incluyó en Telepatía, un discazo editado por Tormina Records en 2017. Se dice, se rumorea, que más trabajos de la miembro de Hello Cuca asoman por el horizonte (bollo, of course).
‘Maps’ de Yeah Yeah Yeahs
«No te desvíes / Soy tu tipo / Yo seguiré aquí … / No te aman como yo te amo» En este tema incluido en Fever to Tell (Interscope, 2003) la voz de Karen O es un zumbido armónico que estribillo tras estribillo logra taladrar tu corazón. En el videoclip (creo que lo he visto un milón de veces) vemos a la banda en lo que parece una audición. La percusión -con un acertado aire de jazz- de Brian Chase marida con la melodía de la canción, que deja entrever lo fugaz que es la felicidad. Las lágrimas con reminiscencia de duelo recorriendo el rostro de O, las luces de neón titilantes y el punteo de la guitarra de Zinner son suficientes para que la canción figure vibrante e intensa, como la más evidente de las derrotas amorosas.
‘Mil Espejos’ de Nudozurdo
Si escuchar Sintética (Everlasting Records, 2008) es una experiencia lisérgica, ahondar en ‘Mil Espejos’ se convierte en el culmen de la nostalgia. El video, grabado íntegramente en Super 8, muestra recuerdos que Leo, frontman de Nudozurdo guarda en la retina. El bajo inicial muestra una atmósfera grave que se expande a lo largo de los tres minutos y medio de duración de la canción. «Y aunque estés muy equivocada/ y aunque tú ya no estés/ en mi cuerpo hay mil espejos donde yo…/ por donde yo te puedo ver…». Letras directas envueltas por sonidos abstractos diluidos en la sensación de tristeza ante una ruptura.
‘Nada’ de Doble Pletina
El synth y la caja de ritmos de Jaume Cladera aportan un manto tenebroso para la aterciopelada voz de Marc Ribera, que nos adentra a una escena hierática: «nada/ esta canción no habla de nada/ no apela al sentimiento/ no captura un momento/ no quiere emocionar/ no habla de ti ni de mí.» Momento que da paso a otro más intenso: «nada/ televisión de madrugada/ satélite perdido/ un poder desconocido/levantarse tarde/ y comer sin desayunar». Dosis de pop en estado puro para narrar las peripecias de un corazón a la deriva ante la que parece ser una ruptura inminente. Hitazo de desamor donde los haya incluido en Así es como escapó (Jabalina Música, 2016), el último disco de larga duración de la banda barcelonesa que completan Laura Antolín, Francina Ribes y Jordi Llobet.
‘Dancing on my own’ de Robyn
2010, ese año en el que nuestra visa cambió , en el que empezamos a bailar el desamor en el medio de la pista en un culmen de pop empoderador. ‘Dancing on my own’, editado por el sello Konichiwa, catapultó a esta sueca al estrellato y sirvió de soundtrack para series como Girls. 2010 fue el año en el que ver a nuestra ex morrearse con otra en conciertos y fiestas de bolleras comenzó a importarnos un carajo. Nos teñimos el pelo rubio platino, como ella, y nos plantamos el modelito más glam de nuestro armario para encaramos a nuestra soltería con dignidad y diversión entre un tumulto de aves nocturnas. Robyn, te queremos.