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Raquel Bueno

La Met Gala es la fecha más esperada del calendario de la moda internacional. Una especie de ceremonia de premios (no en vano se ha ganado el apodo de “los Oscars de la Costa Este”) en la que éstos son inexistentes y la protagonista absoluta es la alfombra roja; que se celebra anualmente y de forma rigurosa el primer lunes de mayo en el museo neoyorquino que le da nombre, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. F: Lady Gaga. Karsten Moran para The New York Times 

Billy Porter. Karsten Moran para The New York Times

El tema de este año, Camp: Notes on Fashion, no era fácil de definir. Basado en un ensayo de la polifacética escritora Susan Sontag de 1964, su nombre servía como sugerente punto de partida para una exposición de lo más irreverente, que tendrá lugar en la urbe y acogerá miles de curiosos des del próximo 9 de mayo al 8 de septiembre de 2019.

Cardi B. Karsten Moran para The New York Times

El concepto camp consiste en “el amor por lo antinatural: del artificio y la exageración… el estilo a expensas del contenido”

Andrew Bolton, curador a cargo del Costume Institute, encontró los escritos de Sontag altamente atemporales, y explicó que el concepto camp consiste en “el amor por lo antinatural: del artificio y la exageración… el estilo a expensas del contenido”. La palabra, de hecho, proviene del verbo en francés se camper, que define la toma de una actitud orgullosa y provocativa y tiene sus orígenes en la extravagante postura de la corte francesa durante el reinado de Luis XIV.

Jared Leto. Karsten Moran para The New York Times

Si le sumamos el hecho de que el excéntrico Alessandro Michele, al mando de la dirección creativa de Gucci –el sponsor de este año–, haya ejercido como anfitrión de esta edición junto a Anna Wintour, Serena Williams, Harry Styles y, por supuesto, Lady Gaga; tenemos el resultado de la Met Gala 2019: pura extravagancia.

Katy Perry. Karsten Moran para The New York Times

Desde los tres cambios de vestuario en la alfombra roja de la famosa rubia platino hasta el aparatoso vestido de Cardi B, pasando por Katy Perry transformada en candelabro humano –de la mano de Moschino–, Jared Leto con una réplica de su propia cabeza o el vestido, inspirado en Picasso, con vida propia de Janelle Monáe; tan sólo una cosa no tuvo cabida en la mediática velada de ayer: el aburrimiento.  

Janelle Monáe. Karsten Moran para The New York Times