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Ainhoa Gurruchaga

Desde que comenzara el confinamiento como respuesta a la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, la moda se ha puesto al servicio de una necesidad real: la producción de mascarillas. En nuestro país, desde el primer momento grandes gigantes de la industria textil pusieron sus fábricas y ateliers a disposición del Gobierno, que hace unos días ha dado luz verde a cuatro empresas para producir mascarillas. Además, muchas de ellas han realizado importantes donaciones para ayudar en esta crisis sanitaria; aunque no han faltado tampoco otras firmas que lo han visto como una oportunidad de negocio jugando con el miedo y la necesidad. F: Cortesía de Closca

También han arrimado el hombro empresas más modestas y pequeñas, diseñadores independientes o talleres más locales, que desde un comienzo ofrecieron sus medios y conocimientos. Un cúmulo de acciones solidarias entre proveedores y clientes, como la Asociación Modistas Solidarias o la iniciativa de Barcelona Activa, impulsado una red local para la producción de 300.000 mascarillas. Entre tanta oferta dentro de lo que parece que se convertirá en un accesorio imprescindible para el siglo XXI, seleccionamos dos propuestas que nos gustan porque aúnan solidaridad, funcionalidad, tecnología y diseño. ¿Qué más se puede pedir?

La Closca Mask, de Closca

La Closca Mask de la marca Closca. © Closca

La innovadora mascarilla de la empresa valenciana es reutilizable y se ajusta a distintas tallas (solo para adultos) gracias a su cierre de velcro. La Closca Mask nació antes de la crisis del Coronavirus para proteger del aire contaminado y evitar el humo, los microorganismos y el polen; pero ante este nuevo paradigma sus planes se han visto modificados y se han adaptado a la situación. 

Su precio es de 20€ e incluye una funda para guardarla y  seis filtros desechables, los mismos que utilizan las mascarillas tipo FFP2

Se presenta en cuatro colores: blanco, gris y negro, cada uno con cinco variantes, un detalle de color en uno de los laterales, con una estética única firma de la marca. Su precio es de 20€ e incluye una funda para guardarla y  seis filtros desechables, los mismos que utilizan las mascarillas tipo FFP2, homologadas para la protección contra el Coronavirus (está en proceso de obtener la certificación para garantizar la protección contra el COVID-19). Los filtros se meten en el compartimiento interior evitando así roces con la cara y el contacto con nuestra piel y elementos externos, prolongando así su efectividad y durabilidad que puede ir entre 8 y 50 horas, según su cuidado y medidas de higiene. A diferencia de la máscara, estos filtros no son lavables. 

Closca Mask ya está disponible en preventa en su web y por cada unidad vendida, este dinero irá destinado a la donación de cinco mascarillas sanitarias para personal sanitario y población de la tercera edad. Parece que su lema Inspire Change va más acorde que nunca; una mascarilla transgresora que combina estética y sostenibilidad a la vez que ayuda, protege y conciencia.

El prototipo de New Balance

New Balance está trabajando en la producción de una mascarilla cuyo primer prototipo obtuvo la marca hace algunas semanas. Bajo el lema Made Shoes Yesterday, Making Masks Today, la célebre firma deportiva ha puesto a sus trabajadores e instalaciones al servicio de esta crisis sanitaria. Además, ante la urgente demanda de equipos de protección, ha estado trabajando junto a tiendas médicas y equipos de I+D locales en batas, cubre pies y otros artículos de EPI. 

La máscara, que idealmente cumplirá con los requisitos de la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos de los EEUU), se producirá en las fábricas Lawrence, MA y Norridgewock, ME de la compañía. Su objetivo es fabricar 100.000 unidades cada semana, con una distribución coordinada con las instalaciones médicas locales y las autoridades estatales. Aún no se ha anunciado su precio de salida al mercado, pero desde la marca han asegurado que se ajustará o bien a un sistema de donaciones o buscará el equilibrio del precio teniendo en cuenta la demanda, el diseño de producto y la necesidad real. 

Antes de que este golpe de realidad a nuestra vulnerabilidad llegase en forma de virus, la mascarilla ya empezaba a ser un accesorio presente en las pasarelas, formando parte de las colecciones de Marine Serre o Cherry Massia a principios de marzo en la Semana de la Moda de París; y en propuestas de streetwear como el diseño único de Zhijun Wang para adidas, la YEEZY Boost Face Mask, o el del mismo diseñador para Nike, la ACRONYM x NikeLab Presto Mask basada en el mítico modelo de la firma con Virgil Abloh; convirtiendo zapatillas en mascarillas.

Además, artistas como Billie Eilish o la reina del k-pop Seulgi ya se dejaban ver con mascarilla por la calle y eventos oficiales desde mucho antes de la pandemia. Esta primera junto a artistas como The Weeknd y Ariana Grande han iniciado acciones solidarias para producir y distribuir mascarillas. Desde Universal Music Group y bajo el lema We’ve got you covered now, puedes comprar diferentes diseños aquí con un precio de 15$ y el 100% de los beneficios destinado a MUSICARES, una organización benéfica que brinda asistencia a los trabajadores de la industria musical en momentos de necesidad.