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Con la resaca de Sant Jordi, la casa llena de libros por leer, y ese olor a flores y a primavera por todas partes, hoy queremos mantener intacto todo el color de uno de nuestros días favoritos del año con la nueva genialidad de Yayoi Kusama, Flower obsession.

Una estancia contagiada de un virus que provoca que de las paredes broten flores rojas

No es ningún secreto, en nuestra redacción nos confesamos fans de Kusama, de la que os hemos ido contando cada una de sus hazañas artísticas con la que ha fascinado nuestros ojos.

Como no, lo ha vuelto a hacer. Aquella niña que nació en el rural japonés ha plasmado una de sus pesadillas y nos introduce en ella a través de una de sus Infinite Rooms, una alfombra de flores rojas que nos eleva a medio camino entre el paraíso y la pesadilla.

Flower obsession es un apartamento contagiado de un virus que provoca que de las paredes broten flores rojas. Se trata de una instalación presentada en la trienal de NGV en Melbourne, el espacio comenzó siendo relativamente normal, como si de un apartamento estándar se tratase, con sus estancias y muebles que rápidamente se ve afectada por un virus que cubre de flores cada uno de sus tabiques y ángulos.

© Sam Wong

Esta instalación deviene de una de sus mayores obsesiones-el infinito- y que ella misma explica «Miré hacia arriba para ver que el techo, las ventanas y las columnas parecían estar cubiertas con el mismo patrón floral rojo, vi la habitación entera, todo mi cuerpo y el universo entero cubierto de rojo». flores, y en ese instante mi alma fue borrada … esto no era una ilusión sino la realidad misma «.

La infinitud de un tiempo y de un espacio interminable fue lo que pudieron sentir los espectadores que acudieron a admirar la instalación. A cada uno de los cuales se les entregaba una pegatina- en total fueron colocadas 550,000 pegatinas en las superficies del apartamento-, destruyendo el espacio, cubriendo de un manto rojo de flores sofás, baños, ventanas, techos y columnas.

© Imágenes de Eugene Hyland