Llega un momento en la vida de una persona de paladar educado, que se siente que se ha visto todo, que se ha probado todo lo que se podía probar sobre la faz de la Tierra. Ese es el momento en el que un revulsivo como Le Kañi hace comprender que aún le queda mucho camino al paladar, porque siempre hay algo nuevo con lo poder sorprendernos. F: Cortesía de Le Kañi

Volvemos al barrio de Salamanca, que se sigue poniendo las pilas como referente gastronómico en Madrid, para dejarnos caer por un local que más parece más un club burlesque que un restaurante donde comer sin complicaciones y sin mucho teatro. Un negocio que al modo de una brasserie de toda la vida propone y dispone de una propuesta auténticamente japonesa, pero con ese twist francés que hace que todo se torne en verdaderamente sofisticado.

La carta de Le Kañi cruza las ejecuciones asiáticas con las bellas denominaciones en francés

Un Le Kañi tras el que encontramos a los chefs Álvaro Garcés y José Carlos Fuentes (bien curtidos en el Club Allard), que saben darle a su público lo que necesita a base de bocados exóticos (la Ruta de la Seda es la influencia) tratados bajo las más finas de las tradiciones europeas.

Un Le Kañi que no escatima en detalles, de ahí que con tan solo ver su barra de sushi y crudos ya se nos ilumine la cara. Un buen aperitivo para aquellxs que no dudan en sumergirse en las profundidades de platos como su tartar de ostra de Normandie, ensalada Fruit de Mer, coccotte de mejillones, tuétano al carbón, pad thai de langostinos, gyozas artesanas de pollo o ternera, frites de cangrejo, gamba en tempura maki con aguacate, quiche de calamar, lagarto ibérico con yuzu y miel, magret de pato grillé con hosin-niku o su cordero laqueado con puré de patata a la francesa, sencillamente es-pec-ta-cu-lar. Si te hace un postrecito, una crème brûlée asiática con helado de yuzu puede ser, será, la mejor opción para una muy buena digestión. ¡Viva la fusión!