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Ariana Díaz Celma

Hay vida en la Costa Dorada. Y mucho bienestar también gracias a Le Méridien Ra, el único resort de gran lujo de la zona, que se reinventa este verano como refugio de bienestar, placer botánico y cócteles con vistas al mar. A apenas 35 minutos de Barcelona, entre brisa salada y palmeras pacientes, se alza un edificio que parece detenido en el tiempo. Su fachada blanca y simétrica conserva el eco de lo que fue: un antiguo sanatorio de principios del siglo XX donde iban a curarse los cuerpos enfermos gracias a las propiedades del mar en esa latitud. Presidido por una estatua del dios Ra que se mantiene del edificio original, hoy, ese mismo lugar —con alma intacta, pero piel renovada— se ha transformado en un destino que invita a sanar desde otro lugar: el descanso, la gastronomía consciente y el silencio elegante de un hotel que no necesita levantar la voz.

Este un spa que sabe en qué momento del día te duele el alma, con oferta específica para cada momento del día

Le Méridien Ra ha reabierto esta temporada con más ambición que nunca. Desde el pasado abril y hasta diciembre, este resort de lujo ofrece una propuesta que busca exactamente eso: parar, respirar y disfrutar. Un retiro que no parece diseñado por algoritmos, sino por alguien que sabe que el verano perfecto no está en las multitudes, sino en los detalles. Y este año, los detalles abundan.

Si hay un lugar donde se nota el giro hacia el bienestar genuino, ese es el Explore Spa, que este 2025 ha sido renovado y que se encuentra en un edificio adyacente al hotel, en una zona recién estrenada. En los 7.200m² que ocupa Le Meridien Ra, distribuidos en cuatro plantas, también hay espacio para un spa que invita a quedarse, recuperarse y no tener necesidad de abandonar el hotel más que para volver a casa. El spa se repensado bajo un concepto que suena tan bien como funciona: los ritmos circadianos. Aquí no se trata de bookear masajes masajes y otros tratamientos sin más, sino de saber qué necesita el cuerpo según el momento del día. Sus aliados, dependiendo de qué requiera el cliente, son Natura Bissé y Alquimia, marcas que merecen todo nuestro respeto en el mundo del beauty. Además, su nuevo circuito de talasoterapia (con cinco piscinas incluidas y vistas al mar), el hammam y la bio sauna conforman una experiencia que bien podría sustituir la mejor de las siestas. Mención aparte merece el nuevo programa de descanso. Porque dormir bien también es una terapia, aunque no te la receten.

Entre las grandes novedades del verano, una de las más celebradas es el aterrizaje (temporal, así que conviene no dormirse) de Iolanda Bustos, también conocida como la chef de las flores. Junto al chef ejecutivo del hotel, Carles Gassó, han ideado un menú 100% plant-based, botánico y profundamente mediterráneo que está disponible en el restaurante D.O. con vistas a la playa hasta que las hojas empiecen a caer.

Iolanda Bustos, la chef de las flores, una carta que infusiona gastronomía vegetal y emocional

Tres platos, tres paisajes y una sola filosofía: comer lo que la tierra, el mar y la temporada ofrecen, sin intermediarios innecesarios. Desde un allioli blanco con flor de azahar y melocotón de Ordal, pasando por una calabaza asada en hoja de higuera con pesto de pipas y pétalos de rosa, hasta unas trufas veganas de algarroba y lavanda con aceite del Vendrell que no necesitan azúcar para ser memorables. Más que platos, aquí se sirven pequeñas postales comestibles del Baix Penedès.

Otro rincón que merece parada y trago es el Destination Bar, un espacio recién inaugurado que se inspira en la histórica Vía Augusta. Aquí, la herencia clásica se mezcla con destilados nacionales e internacionales, cócteles con ingredientes de temporada y ese savoir-faire tan difícil de fingir. Es el sitio perfecto para ver cómo el sol cae sobre el mar, copa en mano y sin mirar el reloj.


Las 150 habitaciones, suites y apartamentos de Le Méridien Ra siempre han presumido de vistas, pero ahora lo hacen también de nueva piel. La reforma que se completó en abril ha conseguido elevar el confort sin perder la elegancia sencilla que define al hotel. Nada ostentoso, nada frío: solo diseño pensado para el descanso real. Con ventanas abiertas al Mediterráneo y un silencio que solo se interrumpe con las olas. Pero también a piscinas interiores que solo tienen una finalidad: la de servir con vistas que inviten a la relajación y el bienestar.

Le Méridien Ra no se vende como un hotel de lujo. Lo es, claro. Pero también es algo más raro de encontrar: un lugar donde el lujo no se mide en estrellas, sino en la posibilidad de vivir un verano sin ruido. Sin prisa. Sin distracciones innecesarias. Aquí, donde antes se curaban los cuerpos, ahora se curan las almas.