La sangría le debe mucho a Lolea. Para empezar, el hecho de que una de las bebidas patrias más veraniegas y tropicales -en el sentido cañí y mediterráneo de la palabra-, no se asocie a un tetra brik de súper barato. Un packaging muy resultón con inconfundibles topos rojos y blancos ha elevado este vino con macedonia -por describirlo de alguna manera- al olimpo gourmet, mientras se reboza en un diseño que resalta en cualquier lineal de súper delicatessen. Además, ahora la sangría también le debe a Lolea haber abierto uno de los lugares con más encanto del barrio de la Ribera. Una casa de tapas que rezuma tradición sin dejar a un lado la vanguardia, como la bebida que representa.

Lolea no sólo ha dado el status de gourmet a la sangría, sino que también ha abierto un espacio único en el barrio de la Ribera

La carta es sencilla, pasa de las pretensiones y da en el clavo. Tapas de siempre se dan de la mano con sugerencias y platos del día para servir mesas que nos trasladan a las casas de comida de toda la vida, aunque con un inconfundible toque de diseño, bañado siempre con los topos blancos y rojos que son ya el sello de la casa. Puedes empezar con las patatas bravas, que se presentan con un estilo muy especial; la ensaladilla rusa, un plato que se sirve en todas partes pero que a la vez marca la personalidad del espacio; la mojama de atún hecha en casa con naranja, cebolleta y almendras; el blini de salmón marinado con yogur y miel trufada; o el steak tartar con mantequilla de hierbas. Su selección de conservas es perfecta para acompañar los platillos: desde los mejillones en escabeche, hasta os chipriones rellenos al aceite de oliva virgen extra; pasando por los ginebrechos o, lo que es lo mismo, berberechos con salsa de ginebra y lima. Una sección de montaditos, una de ensalada, otra de quesos y una última de ibéricos dan paso a los postres. Si hacemos honor a Casa Lolea, pediremos el aspic de sangría con frutas y sorbete de limón, pero los más golosos no podrán evitar lanzarse a probar el ganache de chocolate con aceite de oliva virgen y sal.

Aunque tienen una acertada carta de vinos, lo mejor es dejar fluir la conversación del lugar con alguna de las sangrías del surtido Lolea. La nº1 será el ojito derecho de los que sienten debilidad por el vino tinto, la nº2 es ideal para los que creen que la sangría con vino blanco también es posible y la nº3 hará las delicias de los que no teman a los sabores cítricos y los puntos perfumados de romero y canela.

Comer o cenar en Casa Lolea, disfrutar de un espacio para veladas informales que seguro pasarán al recuerdo y comer unas tapas mientras degustas una sangría gourmet, es posible por 15-20 euros por persona.