Hemos dado con el que se predice nuestro refugio favorito lo que queda de verano. Se llama Mala Vida y es el proyecto diurno del Donzella Beach club de Badalona, un chiringuito situado en unos antiguos baños a pie de playa. Sus casetas en blanco y azul, con esa decadencia entrañable propia de esta latitud circa 1960, se mezcla con bombillas tecnicolor situadas con gusto y un montón de flores que acaban de dar color al local, desde el que se puede tocar la arena, ver el mar y sentir la brisa de esta época del año. Y sí, lo nuestro con el espacio ha sido amor a primera vista, pero detrás de un look acertado se esconde mucho más: una carta que es un total win y un montón de actividades para convertir tu visita al Mala Vida en una experiencia completa.

Sus casetas en blanco y azul, con esa decadencia entrañable propia de esta latitud circa 1960, se mezcla con bombillas tecnicolor situadas con gusto y un montón de flores que acaban de dar color al local

El Mala Vida despierta cada mañana con desayunos de tenedor, que dan paso al tradicional vermut a partir de mediodía y que corona con las comidas, cuya especialidad son las paellas, aunque también caben destacar las barbacoas que se hacen en una brasa in situ con producto fresco directo del mar y carnes de primera. Las ensaladas como entrante y postres súper old fashioned tipo crocanti ponen el punto fresco al menú. Si estás de suerte, el manjar irá acompañado de música en vivo, pues organizan conciertos a menudo. Si la tarde se anima, siempre puedes sumarle un cóctel al menú.

No obstante, el apartado más curioso del Mala Vida son las actividades que se llevan a cabo. Para empezar, organizan tours en bici guiados desde Barcelona, una excursión de media hora que bien merece la pena experimentar. Si lo de las dos ruedas te sabe a poco, siempre puedes sumarte a los boat trips marca de la casa.

*Foto de Teo Vázquez