En el corazón Barcelonés, entre las ajetreadas calles del Eixample, se esconde un rincón de rebeldía artística: el Museo del Arte Prohibido. Imagina un lugar donde las obras de Ai Weiwei, Picasso y otros genios del arte conviven y tienen todas algo en común: en algún momento de su existencia, cada pieza fue marcada por la censura. F: Cortesía del Museo del Arte Prohibido © Museo del Arte Prohibido.

En el manifiesto del Arte Prohibido, el feminismo, la crítica a los poderes teocráticos y la emergencia de los cuerpos queers son los protagonistas

Bajo la dirección audaz de Tatxo Benet y la visión artística de Carles Guerra, este museo no es solo un espacio de exposición, sino un manifiesto de libertad creativa. Desde la retirada de «Presos políticos en la España contemporánea» en ARCO hasta las provocativas obras de la Ilustración, este museo nos guía por un viaje que va desde lo prohibido a lo liberador.

Y es que estas obras desafían las normas establecidas, elevando sus voces contra la censura y proclamando la visibilidad de perspectivas marginadas.

La guía digital con la que cuenta el museo te sumerge en las historias detrás de cada obra, mientras que el catálogo, coordinado por Jorge Carrión, ofrece una profunda mirada a la sociedad que condenó estas piezas. Más allá de las paredes del museo, este espacio se convierte en un escenario global, organizando debates y colaboraciones con artistas de todo el mundo.

En el Museo del Arte Prohibido, la creatividad no sigue reglas; desafía, interpela y nos recuerda que, incluso ante la censura, la originalidad y la resistencia pueden florecer. Un recordatorio inspirador de que el arte siempre encuentra su camino hacia la libertad, desafiando las expectativas y celebrando la diversidad de las expresiones artísticas