Miguel Trillo
Miguel Trillo (Cádiz, 1953) es un precursor en esto del street style. Él fue un alumno aventajado a la hora de captar tribus y tendencias entre los jóvenes españoles en plena transición. Trillo pilló la esencia de la Movida Madrileña, se fundió entre los mods castizos y fue uno de los únicos en retratar la escena hip hop estatal. Ahora, coincidiendo con las Get Dirty Sessions de Converse, se ha llevado a cabo una restrospectiva suya en Studiostore, en la que también se puede ver algo de obra inédita. Se trata de retratos de seis jóvenes artistas multidisciplinares del mundo de la música, la fotografía y del arte: Laura Put, Abel Cuevas, Borja Rosal (Extraperlo), Juanita y Los Feos, Elena Gallén y Blanca Viñas. En good2b aprovechamos para entrevistarle…
¿Cómo llega Miguel Trillo a hacer una exposición retrospectiva para Converse?
Creo que se lo debo a Dani Cantó, el comisario de la exposición y el responsable de mostrar mi obra a Converse. La más representativa imagino que es una foto del ’84 en la que retrato a un músico que sale de un concierto calzando las zapatillas. Mis retratos van como anillo al dedo a Converse sin ser un publireportaje en ningún momento.
Miguel Trillo fue un alumno aventajado a la hora de captar tribus y tendencias entre los jóvenes españoles en plena transición
¿Qué es lo que te tanto te gusta de la cultura juvenil?
Me gusta cómo se le da la vuelta a todo. Por ejemplo, como los jóvenes se apropian de unas botas de policía o unas zapatillas de lona y lo convierten en algo indie, como se reinterpretan las prendas. Podemos decir que la historia juvenil es una historia de supervivencia, llena de riesgos. Cuando eres mayor ya solo te queda esperar, pero cuando eres joven cada elección puede cambiar tu futuro, por eso me fascinan los jóvenes.
Esta exposición restrospectiva viene acompañada de retratos a artistas actuales. ¿Qué diferencia hay entre ellos y los que capturabas en los ’70?
Desde el punto de vista técnico, antes hacía muchas fotos nocturnas y ahora la mayoría son diurnas. En cuanto a actitud creo que es similar. A lo largo de los años me he dado cuenta de que siempre hay gente que rompe, no creo que lo que pasaba en los ’80 fuera más auténtico que lo que sucede ahora, la diferencia es que estamos más curados de espantos. Creo que sigue habiendo gente que merece la pena ser fotografiada, por eso sigo haciendo foto. El cambio en los protagonistas de las mismas son las influencias. Mientras antes eran el cine, el rock y el pop, ahora el celuloide ha ido languideciendo a favor del cómic.
También parece que ha desaparecido un poco el fanzine, del que tú eres muy defensor.
El fanzine era una forma de obviar el kiosco como intermediario y contar historias de forma subjetiva, en primera persona. Hoy en día hay muchos menos fanzines, pero también hay una mayor exposición, uno se hace fotos y las cuelga en internet como si el metabolismo lo pidiera.
¿Cómo ha mutado la fotografía a lo largo de todas estas décadas?
Antes veía mis fotos publicadas en blanco y negro y era casi más importante el pie de foto que la imagen. La cultura visual que había por aquel entonces era la de la calle, lo que veías cuando salías de casa. Hoy en día, en cambio, hay un aluvión de fotografías en la red y tienes acceso a lo que pasa en todo el mundo, cosa que antes sólo sucedía si viajabas. Los mismo con la ropa, el que llevaba algo más transgresor era porque igual había ido a Londres a comprarlo, hoy en día con internet puedes hacerte con todo. Me siento como si hubiera una ventana y nos pasáramos el día mirando a través de ella a los demás. Yo soy algo reacio a este proceso de mirar a través de la ventana, es probablemente por ello que no tengo página web.
¿Y el retrato?
Antes el retrato estaba mal visto porque no era espontáneo y se creía que la imagen perdía gracia. Para mí, desde el principio, la fotografía siempre ha sido retrato y si disparaba sin que la persona no se diera cuenta no tenía ninguna gracia para mí. Eso era un accidente. Lo más importante para mí en la fotografía es la mirada y el diálogo entre dos personas. Por eso no me gustan muchas de las fotos que se hacen hoy en día, la gente se dispara autofotos y para mí eso es un monólogo. A mí me gusta vibrar mientras fotografío y sentir la chulería de mi modelo.
¿Cómo ves la evolución del underground a lo largo de los años?
A nivel musical, antes sólo había guitarra, bajo y batería, pero cada vez se han ido creando más escisiones. Por ejemplo, de repente apareció la caja de ritmos y, con ella, el hip hop. No osbtante, la tendencia es recuperar el pasado y, a partir de ello, reinventar estilos. Todo vuelve, pero nunca igual. Un ejemplo claro de que el pasado está vivo lo vemos con el vinilo, un soporte que se está recuperando cada vez más.
¿Qué escuchas últimamente?
Ahora tiro mucho de Spotify para escuchar bandas de hoy. Esta semana he estado con Vivian Girls porque sabía que las vería en el ciclo Get Dirty. Siempre necesito más, por eso me pongo mucho cosas nuevas. Como decía Radio Futura, estoy enamorado de la moda juvenil.
Tus hotspots favoritos son…
El bar Ramón (C/Comte Borrell, 81), pues ahí está la rama que más me ha inspirado, la mod y el pop rock, para conciertos me gusta la Sala Apolo (C/Nou de la Rambla, 113), para pasear la calle Tallers y sus tiendas de discos y para tomarme algo la Masia (C/Elisabets, 16).
Prohibirías…
A los prohibicionistas.
Nunca pensabas que terminarías…
Soy una persona que nunca me he puesto límites, así que siempre he pensado que lo terminaría haciendo todo. Lo único que igual no conseguí fue tener piso propio y lo que más me ha molestado de la vida es haber tenido que hacer la mili. El resto, todo bien.
Para ti ser good2b es…
Tener gusto estético. Aunque en este caso el gusto es mío por haber sido entrevistado.