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Ariana Díaz Celma

Happy Socks ha conseguido lo nunca antes visto: convertir el calcetín en una prenda clave de un buen look. Además de colaboraciones estrella -Opening Ceremony o Bearbrick-, entre sus últimos logros encontramos un lookbook firmado por Terry Richardson en el Lower East Side neoyorquino. Aprovechando nuestro paso por el Bread&Butter, hemos entrevistado a Mikael Söderlindh, su director comercial.

Cuando ves un par de Happy Socks parece fácil pensar que una idea así triunfaría. Pero nadie la había tenido hasta la fecha. Dinos, ¿cómo uno decide que los calcetines también tienen que ser tendencia?

Viktor Tell, mi partner y director creativo de la firma, fue quien tuvo la idea. Si hay algo que la gente lleva cada día son calcetines. Así es como decidimos que ya era hora de hacer ‘fashion socks’. La idea surgió en abril de 2008 y en agosto del mismo año ya habíamos diseñado y producido los primeros 100 pares.

La principal característica de Happy Socks es su color, algo que de hecho no es muy habitual en una firma sueca. ¿Creéis que sois poco convencionales para venir de Estocolmo?

No es algo que nos planteáramos al principio. Viktor piensa en aquello que le gusta. Es muy gráfico en sus diseños y no piensa en qué es moda y qué no. Simplemente dibuja lo que le viene a la mente y quizás no sea característico de un país como Suecia al 100%. Sí es cierto, pero, que somos muy suecos en la forma que tenemos de pensar, trabajar y hacer el packaging. Incluso también se puede ver la esencia en nuestro logo, blanco y negro, muy sobrio y limpio.

Cuéntanos ahora qué tenéis preparado para la próxima temporada.

Hemos trabajado en nuevos estampados, así como en las texturas, pues muchos pares de calcetines están tricotados en dos direcciones distintas.

Primero fueron calcetines, más adelante medias. ¿Tenéis pensado agregar alguna otra prenda a vuestra oferta? ¿Bufandas, por ejemplo?

No, sólo queremos centrarnos en los calcetines. El tema de las medias surgió como progresión natural. Pero queremos centrarnos en ser los mejores en lo que hacemos, no intentar hacer demasiado y mal.

Uno de vuestros puntos fuertes reside en vuestras colaboraciones estrella. Sólo lleváis desde 2008 en el mercado y ya habéis trabajado con Bearbrick (Mediacom Toys) y Opening Ceremony. ¿Cómo empezó todo?

Ha sido tan sencillo como colaborar con gente que admiramos y nos gusta. Ellos, por su lado, han estado encantados.

La última es la que estáis llevando a cabo con la cadena The Standard Hotels en Estados Unidos. Cuéntanos en qué consiste.

La cadena de hoteles nos pidió que diseñáramos ocho pares de Happy Socks distintos para sus ocho hoteles en Estados Unidos. Los colocan al lado del minibar, para ofrecérselos al cliente a la vez que una bebida o un snack. Si te dedicas a ir a sus distintos hoteles, puedes coleccionar todos los pares, exclusivos para sus establecimientos y que no se pueden encontrar en ningún otro lugar.

Vuestro último hit ha sido la campaña con Terry Richardson, en la que personajes it de la gran manzana aparecen vestidos con calcetines vuestros. ¿Cómo surgió?

Terry lleva tiempo calzando Happy Socks. Cuando nos enteramos empezamos a mandarle pares personalmente y acabamos conociéndonos. Le propusimos hacer el photoshooting y le gustó la idea. Él ha escogido a la gente y ha hecho lo que ha querido con los calcetines. A veces aparecen como una corbata, otras como tops o chaquetas. El resultado es genial.

Sintetiza vuetra filosofía de marca en una frase.

Hacer a la gente feliz.

¿Dónde estáis creciendo más, si obviamos Europa?

En Japón, ahora mismo estamos vendiendo mucho ahí.

Tu hotspot favorito es…

Cualquiera de las tiendas vintage de la zona llamada Sofo en Estocolmo. Imperdible también es el Urban Deli.

Prohibirías…

No ser feliz.

Nunca pensabas que terminarías…

Vendiendo calcetines.

Para ti ser good2b es…

Good to be happy.