En la humilde y encantadora ciudad de Barcelona, a veces parece que ya lo has hecho todo y que no queda nada más nuevo por ver y conocer. Sin embargo, a la que te despistas un par de días te das de bruces con un nuevo restaurante, cafetería o concept store; y ya estamos otra vez. Es el caso que hoy nos ocupa, y es que nuestra queridísima Ciudad Condal tiene nuevo hotspot. Apunta bien su nombre porque ésta no será la primera ni la última vez que lo leas: hablamos de Robot House Barcelona. Y lo mejor es que no es ni restaurante, ni cafetería, ni concept store: lo es todo un poco a la vez. F: Robot House Barcelona

Robot House Barcelona es un espacio creativo y cultural donde se habla de libros, tecnología… Siempre a través de la creatividad transversal y aplicada a la innovación social

Robot House Barcelona nace el pasado 12 de diciembre como el espacio físico de OneBigRobot  –una agencia de diseño y comunicación visual capitaneada por Griselda Serra que trabaja en cuestiones científicas y sociales a través del storytelling y las narrativas visuales, la visualización de datos y la gamificación– y de la mano de dos de sus principales socios. Nace como un espacio industrial, minimal y de inspiración nórdica que se asienta en los cimientos de lo que era antaño –hará ya unos 100 años– una fábrica de globos. Y como ya conocéis aquello que dicen del definirse es limitarse, lo evitan en la medida de lo posible y se describen en tal que “un espacio creativo y cultural con una misión: promover la creatividad y la innovación hacia el bien social”. Robot House Barcelona es, añaden, “un espacio diseñado para explorar libros, fomentar la creatividad y el pensamiento interdisciplinario a través de charlas y talleres inspiradores, disfrutar de un menú dirigido por un chef y crear una comunidad en torno a su misión”.

Café de especialidad, comida saludable, libros, talleres originales, eventos vinculados a temas de actualidad y hasta un book club

Todo el concepto se sostiene por una serie de valores humanos estrictos: siguen políticas firmes de sostenibilidad y prácticamente todo lo que se sirve en este oasis urbano hecho a medida para satisfacer las necesidades de todo nómada digital es ecológico, de cooperativa y de proximidad (Kilómetro 0). Además, su menú de mediodía diario o Fórmula Robot –que es de lo mejor por el muy razonable precio de 10,90€– es de lo más saludable y varía todos los días manteniendo algunos de sus hits en rotativa por petición popular, como el ya clásico Fricandó ‘Friday’ con raíces dulces. ¿Un añadido? Lo sirven en formato obento e inspirándose en la taberna japonesa o izakaya. Todo el menú viene firmado de la mano del chef Cristian Iglesias (El Bulli Lab, Mugaritz…), cada día cuentan con carta de pastas, pasteles y bocadillos caseros frescos y, el fin de semana, aunque no hay fórmulas, sí ofrecen un memorable brunch.

La verdura constituye la base de toda su cocina tradicional, comida catalana y de toda la vida, sin misterios, reconfortante y buenísima; aunque también cuentan con carne de alta calidad de la mano de Cal Tomàs. Los valores humanos son también, y en sus propias palabras, los que hacen mejor el café: sostenibilidad, calidad y justícia con los productores. Por eso han elegido el de SlowMov, con quien comparten ciudad y principios. Y, si eres fan de la leche de avena, te recomiendo acompañarlo con la que es para mi la mejor del mundo: la clásica Oatly, pero en su Barista Edition (¿cuántas veces tendré que hablar de ella hasta que me hagan sponsor…?, por favor).

A partir de Semana Santa, además, empezarán a ofrecer un plan afterwork que promete llenarnos las tardes de gloria con platillos como un tartar de tomate ya célebre entre los allegados del chef y una cuidada selección de vinos naturales (cuatro blancos, cuatro negros, un espumoso y un vermut). Y ya lo tendríamos todo: café de especialidad, comida saludable para chuparse los dedos (y sin vaciarse la cartera), libros, talleres originales, eventos vinculados a temas de actualidad y hasta un book club; todo, enfocado siempre desde el prisma de la creatividad. No sé vosotros, pero yo ya he encontrado mi segunda casa. ¡Esperadme, que voy!