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Si algo podemos decir de Max Slobodda es que, más que fotógrafo, es todo un «reconstructor» de realidades. Siempre flirteando con una forma muy particular de hacer fotografía documental, el artista alemán nos redescubre el mundo que nos rodea a través de la cámara; y ahora, se mece cómodamente en brazos del surrealismo con su nuevo proyecto, Stranger Things.

¿Por qué nos empeñamos tanto en darle una explicación racional a todo? Dejemos que lo inexplicable sea inexplicable

Max Slobodda, asentado en Dortmund, tiene más que ganados sus cinco minutillos de fama gracias a su trabajo, que ha ido apareciendo en varias publicaciones internacionales como Vice, The Guardian, Lensculture y iGNANT. Además, muchas de sus series fotográficas han protagonizado o formado parte de importantes exposiciones en Bélgica, Inglaterra y Alemania.

Max tiene una cámara inquieta con la que re-crea nuevas realidades de la forma que él quiere verlas. Las calles son su patio de juego, uno que le da ocasión de explorar las situaciones, momentos, objetos y personas que se funden en el ambiente. Con esta idea lanzó su proyecto, Merge. Ahora, da un paso más allá con Stranger Things, una serie fotográfica surrealista en la que Slobodda desafía las leyes de la lógica. ¿Por qué nos empeñamos tanto en darle una explicación racional a todo? Dejemos que lo inexplicable sea inexplicable.

Lo que está claro es que, por el bien de nuestras neuronas, no podemos forzar ninguna explicación en Stranger Things. El fotógrafo nos pide que aceptemos aquello inteligible que nos muestra, no desde la lógica, sino desde la fe. ¿Ver para creer? Más bien, es creer mientras ves, en un trabajo simultáneo y terriblemente complicado para los que vivimos en la era del racionalismo y la ciencia.  Las fotos no apelan más que a la emoción, a la sensación epidérmica. No le busques explicación, porque no la hay. Es magia.

 

 

Polvo de hadas, fuegos fatuos, fantasía, telequinesia. Llámalo como quieras, pero lo que está claro es que las fotografías de Stranger Things están más cerca del reino onírico que de una realidad factible. Esos brillos flotantes, los objetos voladores  y las luces encantadoras e informes recortadas contra el ocaso ciegan -si te esfuerzas- la voz racional que nos pregunta el por qué. Atrévete a soñar, sin darle más vueltas.

En la web oficial de Max Slobodda se exponen sus trabajos, todos ellos envueltos en esa dosis de fantasía. Puedes proclamar un I believe in unicorns, embarcarte en un Road to Galia o dar un paseo por Streets. Sea como sea, te dará una mirada fresca con la que imaginar lo inimaginable.

Para más distorsión de la realidad, pásate un momento a mirar el proyecto de Suzanne Saroff