Es probable que más de una vez hayas acudido al 65 de Vía Augusta en pleno antojo de sushi para llevarte a casa su cacareado take away. Lo que igual aún no has practicado es una visita en toda regla al nuevo restaurante que Sushifresh ha abierto en la apartada calle Europa, una excursión que los forofos del pescado crudo deben anotar en su agenda a la de ya. Es en este elegante local con cero pretensiones donde el chef Tono -gallego como cualquier buen conocedor de pescado que se precie- nos muestra su destreza como sushi maker. Este grado de sabiduría no sólo lo ha desarrollado en su ciudad natal, sino  también acumulando experiencia en cocinas de alabados restaurantes japoneses, donde era el único cabeza de cocina que no tenía los ojos rasgados ni pasaporte nipón, pero sí una destreza impecable a la que da rienda suelta en la versión Sushifresh de mantel y -a falta de cubiertos- palillos.

El chef Tono muestra su destreza como sushi maker, pero también como conocedor del buen pescado y sus posibilidades

Los adjetivos que cuelgan de la puerta de este nuevo Sushifresh nos da pistas de por dónde van los tiros: artesanal, fresco, tradicional, inmediato, saludable y de calidad. Pero, sobre todo, podemos afirmar que todo lo que aquí se sirve está hecho con cariño y honestidad. Además, no entienden de prisas, congelan el pescado 48 horas tal y como exige la ley que combate el anisakis y que más de un japonés se toma a la torera. Una vez puestos en contexto vayamos, pues, al plato fuerte, lo que se sirve en la mesa, que dará más de una grata sorpresa a aquellos que esperen poco más que sashimi, nigiris, futomakis y makis.

Para abrir boca, puedes empezar con alguna de las tapas japonesas que propone la carta, como el edamame salteado spicy -una variante alegre para clamar al cielo-, las gyozas crujientes con verduras o sus primas hermanas a la plancha y rellenas de pollo y vegetales, así como el sabroso langostino crujiente. Entre los entrantes encontramos una curiosa sopa de miso con marisco o su refrescante ensalada de algas, ambas opciones tan convincentes como recomendables. La sección de woks es también interesante, sobre todo si ponemos el índice encima de la leyenda yakisoba en la carta, que en Sushifresh vienen salteados con verdura y panceta; o si echamos el ojo al Yakiniku, dados de solomillo marinados con soja que saben a gloria.

La carta mezcla una amplia selección de sushi con otros platos con un elegante toque japonés, aunque menos obvios

Antes de adentrarse en la extensa variedad de sushi, es recomendable probar alguno de sus platos fríos, como el tataki de bonito -que viene con mermelada de gengibre- o el ceviche de dorada marinada con cítricos al estilo japonés. Los makis y futomakis nos llevan por lo amplio y ancho de su espectro, desde los clásicos de salmón y atún, a otros más sofisticados como el de foie -con setas y espárragos, ojo- o el soft-shell crab. Los uramakis también cuentan con combinaciones para todos los paladares, desde una sabrosísima versión vegetariana -que lo pruebe por favor quien crea que puede resultar algo soso para morir de asombro y gusto- o el de anguila con aguacate y queso envuelto en sésamo, así como el de vieira flambeada con un punto de foie. Obviamente, en una carta tan japonesa, no falta el sahimi, destacando el de toro, así como los nigiris, como el gunkan tempura, con huevas de salmón y envuelto en ídem. Si no te decides, siempre puedes optar por alguno de sus variados, nunca fallan. Imprescindible terminar tal manjar con un mochi, un postre que siempre se prodiga como ganador en la casa Good2b.

Cada mediodía Sushifresh sirve un menú ejecutivo, un descubrimiento para los que trabajan por la zona. Puedes optar por un plato principal, bebida, postre o café por 10,50 euros, o por el menú completo con primero y segundo por 15 euros. Si te decantas por la carta, podrás comer a partir de 25/30€.