Empezar el año es siempre sinónimo de travesía en el desierto a la hora de marcar nuevas vacaciones en el calendario. Este epopeya clásica, que termina con el regalo de nuevos días festivos en abril, se puede suplir con escapadas de corta estancia, a las que se puede llegar a golpe de volante. TAIGA Delta de l’Ebre se presenta como un perfecto salvavidas, una escapada perfecta para los amantes de la naturaleza, pero también de la gastronomía, apta además para todos los miembros del núcleo familiar, ya que es pet friendly.

Es la escapada perfecta para los amantes de la naturaleza y la gastronomía, apta para todos los miembros del núcleo familiar, ya que es pet friendly

Para aquellos que no estén familiarizados con TAIGA, se trata de una marca fundada en 2024, que ha sabido dar una vuelta de tuerca al concepto cámping, elevándolo a los estándares de quien quiere conectarse con la naturaleza de forma orgánica, sin renunciar a la comodidad, el confort y la modernindad. En nuestra estancia en TAIGA Delta de l’Ebre optamos por el bienestar que proporcionan sus amplios y novísimos bungalows, una opción idónea para os meses más frescos. No obstante, cabe tener en cuenta su Gampling Cabin Tent y una novedad de 2025: las Glamping Bells, perfectas para escapadas en pareja.

Pero además de contar con unas instalaciones que invitan al ansiado descanso y la desconexión, TAIGA cuenta con BAMA Beach Club, un restaurante situado en el extremo más calmo de la playa de la Ampolla, solo apto para adeptos de la anguila, los arroces y otras delicias ‘del terreno’, tal y como catalogan los locales el producto de la zona. Por todos es sabido que Delta cuenta con una de las gastronomías con tradición y arraigo de la zona y el restaurante de TAIGA es un escaparate de platos de KM0.

BAMA Beach Club es un restaurante situado en el extremo más calmo de la playa de la Ampolla, solo apto para adeptos de la anguila, los arroces y otras delicias ‘del terreno’

Entre otros, en BAMA se puede probar el arroz Marisme, una variedad del Delta con un grano aterciopelado que tiene la característica de absorber mejor todos los sabores de la elaboración. Otro de los platos fuertes del lugar es la anguila, que se presenta en formato chapadillo tan típico de la zona y que se prepara a base de deshidratar este pescado de agua dulce; el mejillón de temporada o las ostras. Además, BAMA. presume tembién de la huerta del Delta del Ebro, con hortalizas tan sabrosas como las alcachofas. Para terminar el manjar, el ‘menjar blanc’ (comida blanca), una mousse que se asemeja al arroz con leche pero mucho más ligero. Comer o cenar en BAMA, maridado por una carta de vinos con muchas referencias de la región, cuesta a partir de 40€, siempre dependiendo del hambre y la sed con las que uno se siente en la mesa.

Para rebajar el peso de la comida, el Delta ofrece actividades que invitan al movimiento mientras se descubre uno de los paisajes más insólitos y extraordinarios del país:

• Vista a la zona más interior Parque Natural del Delta del Ebro, uno de los enclaves naturales más privilegiados de la Península, que cuenta con 320 km2 de superficie y una diversidad espeluznante de flora y fauna. Recomendamos una visita a la Casa de Fusta, construida en 1926 con madera canadiense por señores adinerados de Barcelona, que se vieron atraídos por la cantidad de aves y especies que hay en la zona. Ahí mismo es posible hacerse con un manual de las mismas, que permite marcar a boli cada una de ellas mientras se avistan a distancia. Ahora, además, a causa de las temperaturas templadas que tenemos durante todo el año, es posible ver grupos de flamencos cualquier mes.
• Descubrir el nuevo espacio náutico de TAIGA, desde el que se puede disfrutar de una ruta guiada del arenal de la mano de una instructora de kayak. En esta actividad, además, ofrece una inmersión cultural del entorno marino y del Delta como espacio protegido.
• Paseo por el inicio del Parque Natural desde TAIGA, una agradable caminata que te llevará hasta el mirador de la Bassa de les Olles del Goleró. La luz al atardecer es preciosa.
• Rutas para perderse por la immesidad del paisaje en bici.
• Alquiler de barcas a motor, para disfrutar de tu propia aventura y disfrutar de las mejilloneras por tu cuenta.
• Deportes de vela como el paddle surd, la vela o el windsurf.

Otros planes foodie

• Ruta en barco a la mejillonera de la mano de Miradore Badía, donde se puede degustar su producto estrella: paté de mejillones u ostras en tempura. La excursión, si se programa, tiene una duración de tres horas desde el Puerto de l’Ampolla y hasta la Bahía del Fangar. Además de paseo y la visita al Parque Natural, la experiencia culmina con una degustación de elaboraciones con ostras y mejillones, entre las que destacan, además de los mejillones al vapor y las ostras al natural, los mejillones con salsa de la abuela, el paté de mejillón y mousse de ostras, las ostras al cava y vodka, las ostras en tempura o la ostra gratinada.
• Visita a Can Kenshô, una masía familiar datada eb 1945 donde se crea del primer sake mediterráneo. Con una duración aproximada de tres horas, la actividad ‘Descubrir’ consta de una explicación sobre la tradición del arroz y la historia del Parque Natural del Delta del Ebro, seguida de una degustación inicial de sake o amazake, una opción sin alcohol. La visita continúa en la sala de catas, donde poder saborear tres tipos de sake maridados con misos y amazakes de producción propia. La jornada culmina con una excursión a los arrozales de Kenshô para aprender sobre el cultivo del arroz y su importancia para el Delta del Ebro, rodeado de sus bellos y cambiantes paisajes.
• Visitar el Poblenou del Delta y sus restaurantes. El favorito de muchos locales es El Patí d’Agustí, pero la calidad del producto de la zona y su tradición gastronómica aseguran bingo en cualquiera de los garitos de Poblenou, un pueblo de reciente construcción que tiene una belleza extraña e hipnótica. Creado por Franco y bautizado Villafranco del Delta en 1957 con el objetivo de dar cobijo a familias colonas que trabajaran la tierra, en 2007 cambió de nombre para convertirse en un stop imprescindible de las visitas a la zona.