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Ariana Díaz Celma

Aunque la primavera empieza a arañar horas a la noche y a subir la temperatura del termómetro, hace pocos días Martini y nuestros amigos de Plateselector nos invitaron dormir a -0. El motivo no podía estar más acorde al lema de la campaña de Martini, Begin Desire, que invita a no tener miedo a lo desconocido abriendo los sentidos a nuevas sensaciones y atreverse a vivir nuevas experiencias. Como en Good2b nos cuesta muy poco salir de nuestra zona de confort, no tardamos en aceptar la invitación para plantarnos en el Iglú de Grandvalira, un hotel hecho de hielo a 2.350m de altura y a -1ºC para ser exactos. ¿Que a qué fuimos ahí? El hashtag de la escapada, #UnMartiniBajoCero, lo deja bastante claro.

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Un retrac nos llevó hasta el lugar en cuestión en medio de una ventisca y temporal considerables. Por suerte, todo estaba listo para entrar en calor: las botellas de Martini Royal y el caldo que Johann Wald había preparado para la ocasión, a base de salsa Perrins, Tabasco, limón, sal y pimienta, con una mezcla de vermut Martini Rosso, vodka y vino de Jeréz. El menú lo redondeaban unas ostras gallegas servidas sobre nieve de Grandvalira, para seguir con eso del Begin Desire -todos hemos oído hablar de los efectos afrodisíacos de las mismas-, unas patatas bravas muy particulares, salmón ahumado y en su versión tartar, arroz negro con calamares, para terminar con un espectacular brownie. Desde luego, tras esta aventura nunca más podré decir eso de que en las pistas normalmente se come regular.

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Con el cuerpo algo más templado, llegó el momento de meterse en el jacuzzi -a la intemperie- para pasar a la sauna a posteriori. Las risas acompañadas del Mastermix 2014 de Jackmaster y Martini hasta altas horas casi nos pillan desprevenidos y sin dormir. Por suerte aún nos quedaron unas pocas horas para deslizarnos en los sacos térmicos y poder afirmar eso de: «sí, es cierto, puedes dormir en un iglú y estar caliente a la vez». Despertar a más de 2.000 metros de altura y bajar a desayunar en esquís fue el colofón final de un día en las pistas en el que el sol por fin quiso acompañarnos y quemar las narices de todos los que estuvimos ahí.

Desde luego, una experiencia para vivir, mínimo una vez en la vida. Para curiosear algo más, puedes rastrear tus redes sociales con el hashtag #UnMartiniBajoCero.

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Todas las fotos son de César Segarra para Plateselector.