De los creadores de The Marvel y B12, llega Wanda, subtítulo: ‘el café optimista’. Lo poco que sabemos de ella es que no le gusta el vintage, le va California, no discrimina entre tipos de público y es nueva en la ciudad. Pero, ¿quién es Wanda?

Poco más de un mes le ha bastado a Wanda para ser la culpable de que la frenética rotonda de Gregorio Marañón, atestada de tráfico, rodeada por oficinas y universidades y atravesada por el Paseo de la Castellana, se haya teñido de colores fluorescentes. La idea es clara: Wanda está abierta a cualquier hora del día y pretende ser un punto de encuentro para ejecutivos que bajan a tomar el café de las once en un ambiente relajado, el escritor que viene a trabajar (si algo no falta, son los enchufes), amigas que se reúnen a lo Sexo en Nueva York (ojo al Happy Tsunami, el cóctel más emblemático) o parejas que buscan un lugar acogedor para cenar.

Wanda es una versión práctica y desenfadada del modelo anglosajón de café-bar-restaurante donde sirven desde huevos revueltos a un cóctel con DJ de fondo

Wanda, decorada por el hiperactivo y reputado Parolio, tiene vocación internacional y prefiere la comodidad al postureo. Por la mañana, ofrece una gran selección de cafés, tés y zumos naturales acompañados por bollería al más puro estilo anglosajón, además de wraps salados o los famosos bagels de salmón. Para comidas y cenas, Wanda da a elegir entre opciones fáciles (huevos revueltos, ensaladas, hummus, mini-burgers, pizzas) u otras más sofisticadas (canelón de rabo de toro, ceviche peruano de corvina, pulpo y langostinos, presa ibérica teriyaki).

Cuando se les pregunta a los dueños de este nuevo local quién es Wanda, ellos lanzan una enigmática respuesta: “Wanda es el nombre metafórico de un amor de verano que nunca se olvida”.  Nos vamos a quedar con la duda.