Quien no haya ido a Cádiz de veraneo nunca no sabe lo que se pierde. Buenas playas, clima ni muy caluroso ni muy fresco, opciones de ocio a gusto del consumidor y una gastronomía que, para qué contarte, dan ganas de tramitar tu cambio de residencia permanente. Si eres de los que aún no te has mojado en su costa, ya es hora de que lo hagas al menos con su cocina y sin salir de Madrid. Las tabernas Bienmesabe son tus coordenadas.

Parece mentira que en las guías gastronómicas solo se hable de restaurantes, brasseries, casas de comida y alguna que otra tasca y nada de cadenas, por poner un ejemplo. Parece que el que un restaurante no sea “original” puesto que haya otros tantos con su mismo nombre repartidos por el lugar en cuestión, les priva del honor de ser anunciados y recomendados. No pasa eso con la taberna Bienmesabe que con 6 locales ya en Madrid, ha sabido cómo hacerse hueco.

Taberna donde encontrarás todas las herramientas necesarias para creer que estás en la playa sin haber hecho el equipaje (ni haberte movido de la capital)

El Bienmesabe del que te hablamos es el localizado en el barrio de Hortaleza y pese a estar lo suficientemente alejado del centro gastro por excelencia no escatima en buen producto, ganas de servir y una mano en la cocina de la que algunos carecen (siendo más reconocidos).

Un local que apuesta por la gastronomía de Cádiz como referente e hilo conductor y a esa receta de cazón típico del sur que da nombre al establecimiento. Un amplísimo restaurante decorado con ese toque marinero y fresco tan típico de la zona y donde picotear, comer o tomarse la última (ración) siempre que de buen vino se acompañe.

Un auténtico tour por los grandes éxitos de una de las cocinas más reconocidas dentro y fuera de nuestro país que más de caer en la repetición, sabe darle la vuelta a las recetas de siempre para enamorar al comensal. Así, a sus tacos de atún fritos, lagarto ibérico, anchoas frescas, gildas desestructuradas o torreznos con pan de aceite, le sumamos unos salmonetes, calamares, fritos de merluza, chipirones a la plancha, boquerones fritos, bienmesabe (¡cómo no!), ventresca de bonito de excepción o solomillitos de ibérico salteados, chuletitas de conejo al ajillo, rabo de toro y cabrito en trocitos con ajo y aceite para quien quiera saltarse las normas del mar.

Un placer que nos hará olvidar que no estamos en el chiringuito a pie de playa que regentamos en las vacaciones pero que nos reconfortará como pocos.